martes, 30 de septiembre de 2008

La Ka’ba en las fuentes literarias. Planos de la Ka’ba. Grabados de la Ka’ba. Representaciones de la Ka’ba. La Ka’ba en la fotografía moderna. La Ka’ba en las alfombras de oración. Peregrinación a la Ka’ba. Muhammad y los monjes cristianos. Muhammad y los profetas del Antiguo Testamento y Jesús. La mezquita de Medina. Medina en las alfombras de oración

La Ka’ba es uno de los grandes santuarios de la Humanidad, muy venerado por los musulmanes. Según la tradición musulmana fue construido por Adam [1] (fig. 1), según un modelo dado directamente por Dios. Abraham [2] (fig. 2) lo construyó ayudado por su hijo Ismael, del que descienden los árabes, con la intención de transformarlo en un lugar de adoración al único Dios, y de convertirlo en un centro de peregrinación. Albergaba la piedra caída del cielo (2.128; 3.97; 22.26-29). El segundo gran santuario de los musulmanes se encontraba en Medina, donde se conserva la tumba del profeta.

En este trabajo, continuación del anterior, se estudian otras representaciones de la Ka’ba, en las que se han añadido varias de la mezquita de Medina, también representaciones de peregrinos a la Mecca, de Muhammad hablando con monjes cristianos y del Profeta en compañía de Cristo.

La Ka’ba en las fuentes literarias

El trabajo comienza con tres descripciones hechas de la Ka’ba por autores árabes: la de Ibn Ŷubayr, del 1183; de Ibn Battūta, en 1326, de Ali Bey, a comienzos del siglo XIX, y la de la Encyclopedia del Islam. Los tres primeros autores fueron grandes viajeros y dejaron de sus viajes buenas descripciones.

Ibn Ŷubayr [3] nació en Játiva (Valencia) en 1145, y murió en Alejandría en 1217. Visitó la Ka’ba. La descripción de Ibn Ŷubayr es la siguiente



Mes de yumadà I (579)
[22 de agosto - 20 de septiembre de 1183]
¡Dios nos haga conocer su baraca!

La luna nueva apareció la noche del lunes 22 de agosto, cuando habíamos pasado dieciocho días en La Meca. La luna nueva de este mes es la más propicia de las lunas que nuestras miradas hayan visto aparecer anteriormente en nuestra vida. Se elevó sobre nosotros cuando ocupamos un sitio [al pie] del noble muro, en el Haram grandioso de Dios, contiguo a un abovedado recinto (qubba) en el que se halla el maqam de Abraham, lugar de misión profética del Enviado y sitio de descenso del espíritu fiel (ar-ruh al-amin) Gabriel, con [quien venía] la inspiración y la revelación.
Dios nos conceda las gracias de este favor, nos acuerde predestinación con la que su gracia nos distinga, nos selle en la acogida y nos dirija según sus leyes ('awa'id) de hermosa hechura, con agradable facilidad y comodidad, por su fuerza y su poder. No hay dios excepto Él.

DESCRIPCIÓN DE LA MEZQUITA SAGRADA Y DE LA CASA ANTIGUA

¡Dios la honre y enaltezca!

La venerada Casa8 tiene cuatro esquinas, es casi cuadrada9. Me informó el jefe de los saybíes10, que son la guardia de la Casa -esto es, Muhammad b. Isma’il b. [82] 'Abd ar-Rahman, de la descendencia de 'Utman b. Talha b. Sayba b. Talha b. 'Abd ad-Dar, compañero del Enviado de Allah -Dios le bendiga y salve-y encargado de velar la entrada de la Casa-que su altura en el espacio, por el lado que se halla frente a Bab as-Safa. (Puerta de Safa), o sea, desde la Piedra Negra a la esquina yemení, es de veintinueve codos, mientras que en los demás lados es de veintiocho, a causa de las pendientes de la azotea hacia la gárgola (mizab)11.
La primera de sus esquinas es la esquina en la que se halla la Piedra Negra; desde allí [se efectúa] el comienzo de las vueltas (tawaf). EI que da las vueltas retrocede reculando, a fin de sobrepasarla con todo su cuerpo, mientras la Casa Venerada queda a su izquierda. Lo primero que se encuentra después de eso es la esquina iraquí que mira hacia el lado del norte; luego la esquina siria que mira hacia el lado del oeste; después la esquina yemení que mira hacia el lado del sur. Luego él vuelve hacia la esquina Negra12, que mira hacia el lado del este. En ese punto se ha completado una vuelta.
La puerta de la noble Casa se halla en el lado que está entre la esquina iraquí y la esquina de la Piedra Negra. Está cerca de la Piedra a diez palmos comprobados13, y esa parte del lado de la Casa que está entre las dos se llama al-Multazam, lugar donde se ven concedidos los ruegos (du'a'). La noble puerta se eleva a once palmos y medio del suelo. Es de plata dorada, de estupendo arte y de magnífica forma, retiene las miradas por la belleza y por la sensación de humildad con que Dios ha revestido su Casa. Y lo mismo sus jambas y también el dintel. En su parte superior, una banda de oro puro se extiende a lo ancho por un espacio de dos palmos. La puerta tiene dos grandes argollas de plata en las que se engancha el candado de la puerta que mira al oriente. Su anchura es de ocho palmos y su longitud de trece palmos; el espesor de la pared que rodea la puerta es de cinco palmos.
El interior de la noble Casa está cubierto de mármoles jaspeados. Las paredes todas ellas son mármol veteado. [La Casa] se alza sobre tres columnas de teca de gran altura [83]. Entre cada columna y columna hay cuatro pasos. Están a lo largo de la Casa, en el medio de ella. Una de las columnas, o sea, la primera de ellas, se halla frente al medio del lado que limitan los dos ángulos yemeníes, y entre ella y el lienzo hay una distancia de tres pasos. La tercera columna, o sea, la última de ellas, se halla frente al lado que limitan los ángulos iraquí y sirio14.
El contorno interior de la Casa, todo él, en su mitad superior está recubierto con gruesa plata dorada; el que mira, por su espesor, se figura que es una plancha de oro, que rodea los cuatro lados y recubre el espacio de la mitad superior del muro El techo de la Casa está tapizado con telas de seda de diversos colores.
El exterior de la Ka'ba está enteramente revestido por los cuatro lados con velos de seda verde cuya urdimbre es de algodón. En la parte superior hay una inscripción sobre seda roja que dice: “EL primer templo erigido para los hombres es, ciertamente, el de Bakka”15, etc. y el nombre del imam An-Nasir li Di ni-llah16, de una anchura de cerca de tres codos, da totalmente la vuelta.
Han sido representadas en estos velos, con un arte extraordinario, bellas figuras de mihrabs17 e inscripciones estudiadas y dibujadas repitiendo el nombre de Dios Altísimo y la invocación por el mencionado abasí, An-Nasir, que ha ordenado ponerlas. Y todo eso no discuerda con el color [de los velos]. El número de paños [verticales] de los cuatro lados es de treinta y cuatro; de ellos, dieciocho por los dos grandes lados y dieciséis por los lados pequeños.
[La Ka'ba] tiene cinco ventanas de vidrio iraquí, con maravillosos grabados. Una de ellas en medio del techo y en cada rincón otra. Una de ellas no se ve, porque está bajo un nicho al que se hará alusión luego. Entre las columnas [84] hay unas lámparas de plata cuyo número es de trece. Una de ellas es de oro. Lo primero que encuentra, el que traspasa [el umbral] de la puerta, a la izquierda, es el rincón al exterior del cual se halla la Piedra Negra. Hay [allí] dos cofres -en los que se encierran unos coranes (masahif)-encima de los cuales, en el rincón, hay dos puertecillas de plata asemejando dos ventanas pegadas al ángulo del rincón. Entre ellos dos y el suelo hay por lo menos la estatura de un hombre. En el rincón que sigue, o sea, el yemení, había lo mismo, pero ambos fueron quitados y [tan sólo] queda el palo al que ellos dos estuvieron atados; igual en el rincón sirio, donde ambos perduran, y también en el lado del ángulo iraquí.
A la derecha [del que penetra] se halla el rincón iraquí. En él hay una puerta, llamada Bab ar-Rahma (Puerta de la Misericordia) por la que se sube a la azotea de la venerada Casa. Se realizó para ella un nicho que llega al techo de la azotea18 de la Casa y en el interior del cual están las escaleras. Abajo19 está el aposento que contiene el noble maqam. A causa de este nicho resulta que la Casa Antigua tiene cinco rincones. La anchura de sus dos lados es de dos estaturas [de hombre]. Incluye [así] el rincón iraquí, en dos mitades [simétricas] de cada lado. [El espacio de] dos tercios de lanza de este nicho está recubierto de seda de diversos colores; parece como si hubiese sido allí plegada, luego, colocada.
Y este venerado maqam que está en el interior de este nicho, es el maqam de Abraham -Dios bendiga a nuestro profeta y a él-. Es una piedra recubierta de plata, cuya altura es la medida de tres palmos y cuya anchura es la medida de dos; la parte superior es más ancha que la parte inferior. Como si ella -sea declarada excelsa y de comparación más noble-fuese un gran horno de arcilla, cuya parte media es más estrecha que la parte inferior y superior. La hemos visto con nuestros propios ojos y nos hemos procurado su baraca tocándola y besándola. Se echo agua de Zamzam para nosotros en las huellas de los dos pies benditos y la bebimos -Dios nos haga aprovechar de ello-.
Las dos huellas son bien patentes así como las marcas de los venerados dedos benditos -Alabado sea Quien ablandó [la piedra] para sus pisadas, hasta el punto de producir marcas en ella, cuando no queda impresión [85] de pasos en la mullida arena. Alabado sea Quien hizo de ellos [uno] de sus signos evidentes-. Al contemplarlo y al contemplar la noble Casa se siente un temor que hace temblar las almas y turbar los corazones y las inteligencias. Tú no ves sino humildes miradas, raudales de lágrimas20, ojos llorosos y lenguas invocando humildes a Dios -poderoso y grande-.
Entre la noble puerta y el rincón iraquí hay un pilón, cuya longitud es de doce palmos, su anchura de cinco palmos y medio y su altura como de un palmo, contiguo al quicio delantero de la puerta que está cerca del citado rincón [de la Piedra Negra] yendo en su dirección. Es la marca del lugar del maqam en tiempos de Abraham -la paz sea sobre él -hasta que el Profeta -Dios le bendiga y salve- lo trasladó al sitio que es ahora oratorio (musallan). El pilón mencionado ha perdurado como desagüadero del agua de la Casa cuando es lavada. Es un lugar bendito. Se dice que es uno de los arriates del paraíso. Las gentes se apretujan para hacer en él la oración. Su fondo está tapizado de arena blanca y mullida.
El lugar del noble Maqam, aquél detrás del cual se efectúa la oración, está enfrente de lo que está entre la noble puerta y el rincón iraquí, pero inclinado notablemente hacia la puerta. Sobre él hay una cúpula de madera, alta de una estatura [de hombre] o más, de buidos ángulos y maravilloso decorado, su anchura de una esquina a la otra es de cuatro palmos. Está emplazada sobre el lugar en que se halla el maqam, alrededor del cual hay un reborde saliente de piedra que forma como una [especie] de pila oblonga, cuya altura es de aproximadamente un palmo, su longitud de cinco pasos y su anchura de tres pasos. El maqam se instaló en el lugar que hemos descrito de la noble Casa para protegerlo. Entre él y el lado de la Casa que está enfrente hay diecisiete pasos -cada paso son tres palmos-. El lugar del Maqam tiene también una cúpula hecha de hierro, puesta al lado de la qubba de Zamzam. Durante los meses de la peregrinación, cuando la gente es numerosa y llegan los iraquíes y los jurasaníes, se quita la cúpula de madera y se instala la cúpula de hierro; pues aguanta mejor el empuje [de la gente].
Desde [86] el ángulo en que se halla la Piedra Negra hasta el ángulo iraquí hay cincuenta y cuatro paImos comprobados21, y desde la Piedra Negra al suelo seis palmos. Así pues el alto [de estatura] se baja hacia ella y el bajo se estira hacia ella [para besarla]. Desde el ángulo iraquí hasta el ángulo sirio hay cuarenta y ocho palmos comprobados; eso al interior del Hiyr22, pues al exterior, de uno a otro23 hay cuarenta pasos, o sea, ciento veinte palmos comprobados. Al exterior tienen lugar las circunvoluciones (tawaf)24. Desde la esquina siria a la esquina yemení hay (de distancia) lo que hay desde la esquina [de la Piedra] Negra a la iraquí, pues es el lado que está enfrente; y desde la yemení a la Negra hay (de distancia) lo que hay desde la iraquí a la siria, dentro del Hiyr, porque es el lado simétrico.
El sitio de las circunvoluciones está pavimentado de piedras planas, que asemejan al mármol en belleza; entre ellas las hay negras, pardas y blancas. Han sido ensambladas unas a otras y se extienden desde la Casa a una distancia de nueve pasos, excepto en el lugar que da frente al Maqam, donde se extienden hacia él para rodearlo. El resto del Haram, junto con todas las galerías, está recubierto de arena blanca. Las circunvoluciones de las mujeres se efectúan en la parte exterior del pavimento25 de piedra.
Entre el ángulo iraquí y el comienzo del muro del Hiyr, hay una entrada hacia el Hiyr cuya anchura es de cuatro pasos, o sea, seis codos comprobados (muhaqqaqa) que nosotros hemos medido a maño. Este sitio, que no forma parte del Hiyr, es el que los quraysíes suprimieron de la Casa; tenía seis codos, según lo atestiguan tradiciones auténticas. Enfrente de ella (de esa entrada), en el ángulo sirio, hay otro acceso de esa misma amplitud.
Entre el muro de la casa que está bajo la gárgola (mizab) y la parte del muro del Hiyr que está enfrente, conforme a una línea vertical que cortase el centro del susodicho Hiyr habría cuarenta palmos. La distancia desde un acceso al otro es de dieciséis pasos, o sea, cuarenta y ocho palmos (sic). Este lugar, es decir, el círculo de la pared (del Hiyr) es todo de mármoles jaspeados portentosamente [87] ensamblados. Han sido incrustadas en ellos26 unas varillas de cobre dorado que trazan en su superficie figuras de escaques, interpenetrándose las unas en las otras, así como formas de mirabs. Cuando el sol pega en ellas, brillan con un resplandor y un fulgor que el espectador se imagina que son de oro, hiriendo sus rayos la vista.
La altura del muro marmóreo del Hiyr es de cinco palmos y medio y su anchura es de cuatro palmos y medio. En el interior del Hiyr hay un vasto pavimiento sobre el que se curva el Hiyr como dos tercios de círculo. Está pavimentado de veteado mármol, fragmentado en círculos [desde el tamaño] de la palma de la maño, hasta [la forma d]el dinar, incluso menores que eso, ha sido ensamblado con una estupenda precisión, con un arte de extraordinaria composición, de rara solidez, de talla y taracea hermosas, de composición y colocación excelentes. El espectador ve allí entrelazados, formas, anillos, figuras de escaques y otras cosas, en una variedad de tipos cuyas características, por la belleza, encadenan su mirada. Es como si él ambulase por un tapiz de flores de diversos colores hacia mihrabs, sobre los que el mármol se curva en inflexiones de arcos, en cuyo interior están esas figuras descritas y las mencionadas artesanías.
Al lado, dos placas de mármol, pegadas al muro de Hiyr que está enfrente del mizab, el artista ha creado sobre ambas ligeros atauriques, adornos arborescentes y ramajes, que dos hábiles maños no podrían realizar sobre el papel recortándolo con las tijeras. Ambos [mármoles] son un espectáculo maravilloso, su ejecución, según está forma, la ordenó el imam de oriente Abul-'Abbas Ahmad an Nasir b. Al-Mustadi' bi-llah Abu Muhammmad al Hasan b. al-Mustanyid bi-llah Abu al-Muzaffar Yusuf el Abasí -Dios esté satisfecho de él-.
Frente al mizab, en medio del Hiyr, en mitad de su marmórea pared, hay una placa de mármol encuadrada por unas estrías esculpidas, que ha sido grabada de la forma más maravillosa, con insólito trazo negro; en ella está escrito: «Entre lo que ha ordenado hacer el siervo de Dios y su califa Abu-l'Abbas [88] Ahmad an-Nasir li Din-illah, Príncipe de los Creyentes, en el año 576 (1180)».
El mizab está en lo más alto de la cara [de la Casa] que da al mencionado Hiyr. Es de cobre dorado y sobresale hacia el Hiyr en una medida de cuatro codos, su anchura es de aproximadamente un palmo. Este sitio bajo el mizab es también lugar donde, por la gracia de Dios Altísimo, se cree que se satisfacen las plegarias.27 Y de igual modo en la esquina yemení. Se llama al-Mustayar (el Lugar de Refugio), lo que le es contiguo, así como el lado [de la Ka'ba] que se extiende en dirección de la esquina siria.
Bajo el mizab, en el patio del Hiyr, cerca del muro de la noble Casa, está la tumba de Ismael-Dios le bendiga y salve- cuyo signo distintivo es una placa de mármol verde casi rectangular, en forma de mihrab. Contigua a ella hay una placa redonda de mármol verde. Una y otra son de maravilloso aspecto y ambas tienen unas manchas que se despliegan desde su color [verde] hasta casi el amarillo, como si fuesen mosaicos.
[Las manchas] tienen algún parecido con los puntos que quedan en la piedra de toque28 tras frotar el oro en ella. A su lado, en dirección de la esquina iraquí, está la tumba de su madre Hayar (Agar) -Dios esté satisfecho de ella- su signo distintivo es una placa de mármol verde, cuya anchura es de aproximadamente29 un palmo y medio. Las gentes se procuran la baraca mediante la oración ritual en estos dos lugares del Hiyr, y tienen motivo para eso, porque ambos forman parte de la Casa Antigua y contienen dos venerables cuerpos santos -Dios los ilumine y sea útil su baraca a todo aquel que haga sus oraciones ante ellos-. Entre las dos santas tumbas hay siete palmos.30
La qubba del pozo de Zamzam está enfrente de la esquina negra31, desde ésta a ella hay veinticuatro pasos. El citado Maqam, tras del cual se hacen las oraciones rituales, está a la derecha de la qubba y a diez pasos de la esquina de ésta. Su interior está recubierto de blanco mármol, puro y albo.
El brocal del pozo bendito se halla en el medio, inclinado hacia el lado del muro que está enfrente de la venerada Casa, su profundidad es de once estaturas [de hombre], según medimos, y la profundidad del agua es, según se dice, de siete estaturas [de hombre]. La puerta de la qubba mira hacia el oriente, mientras que las dos puertas de la qubba de Al-'Abbas y de la qubbat [89] al-Yahudiyya (qubba de la Judía) miran hacia el Norte. El ángulo de la qubba que lleva el nombre de la Judía del lado que mira hacia la Antigua Casa, llega al ángulo izquierdo del lado posterior de la qubba abasí, el que mira hacia el oriente. Y entre ellas dos se da está posición de oblicuidad.
La qubba del pozo de Zamzam por detrás está contigua a la qubbat as-Sarab (la qubba de la Bebida), o sea, la que lleva el nombre de 'Al-'Abbas -Dios esté satisfecho de él- y está qubba abasí está contigua, oblicuamente, a la qubba que lleva el nombre de la Judía. Estás dos qubba-s son dos almacenes para el mobiliario de maño muerta (awqaf) de la noble Casa: ejemplares coránicos (masahif), libros, candelabros de cirios y otras cosas.
La qubba de Al-'Abbas no ha dejado de llamarse Sarabiyya (Aguadora), porque era el abrevadero de los peregrinos, y hasta hoy se refresca en ella el agua de Zamzam que, para dar de beber a los peregrinos, se saca por la noche en unos jarros que se llaman dawariq32, y cada dawraq posee una sola asa33.
El brocal del pozo de Zamzam es de mármol, sus partes han sido unidas tan fuertemente que no pasa el curso de los días por él. En sus sinuosidades, así como al interior del brocal, ha sido vertido plomo. Está rodeado de columnillas de plomo allí pegadas, que le dan una fuerza perfecta de cohesión y unidad. Hay treinta y dos columnillas, sus cabezas, que sobresalen, están sujetas al borde del pozo, alrededor de todo el brocal, cuyo círculo es de cuarenta palmos, su altura de cuatro palmos y medio, y su espesor, de un palmo y medio. Da la vuelta por el interior de la qubba un caño -cuya anchura es de un palmo, su profundidad de cerca de dos palmos y elevado del suelo cinco palmos- que está lleno de agua para las abluciones; alrededor de él hay un banco circular sobre el que se sube la gente para hacer las abluciones rituales.
La Piedra Negra bendita está incrustada en el ángulo que mira en dirección al oriente. No se sabe el grado de penetración34 en la esquina. Se ha dicho que penetra en el muro la medida de dos codos. Su anchura es de dos tercios de palmo y su longitud es de un palmo y [la anchura de] unos nudillos. Está en cuatro pedazos unidos. Se dice que el Cármata35 -Dios lo maldiga- fue el que la quebró. Sus bordes están ajustados en una lámina de plata cuya fulgurante blancura brilla contrastando con el negro resplandeciente de la piedra y su bruñido lustre. El que ve eso contempla un extraordinario espectáculo que encadena las miradas. La Piedra, cuando se la besa, tiene una blandura y una frescura que la boca se deleita con ella, hasta el punto que el que la besa desearía no despegar su boca de ella. Esa es una de las peculiaridades de la Divina Providencia. Basta que el Profeta -Dios le bendiga y salve- haya dicho [90] que es la diestra de Dios en la tierra. ¡Dios nos haga aprovechar de su contacto y toque, y haga llegar a ella, por su gracia, a todo el que lo ansía!
En el fragmento intacto de la piedra, que está a la derecha del que la besa, cuando se encuentra de pie frente a ella, hay un pequeño punto blanco y brillante que reluce como si fuera un lunar en esa superficie bendita36. Acerca de este lunar blanco hay una tradición que [dice que] el mirarlo aclara la vista. El que besa [la piedra] debe procurar besar el sitio del mencionado lunar [todo] lo que pueda.
La Mezquita Sagrada (al-Masyid al-Haram) está rodeada de tres galerías, sustentadas sobre tres [hileras de] columnas de mármol, dispuestás como si fuesen una única galería. Su medida en longitud es de cuatrocientos codos y en anchura, trescientos codos; su superficie, en medida comprobada, es de cuarenta y ocho marya’. Lo que está entre las galerías es un gran patio, que en tiempos del Enviado de Dios -Dios le bendiga y salve- era pequeño. La qubba de Zamzam estaba entonces exterior a él. Situado enfrente del ángulo sirio se halla el capitel (ra's) de una columna, fijo en el suelo [la columna] era el límite del santuario (haram) en un principio- entre el capitel de la columna y el ángulo sirio hay veintidós pasos. La Ka’ba está en el medio [de este patio] equidistante de los cuatro lados: este, sur, norte y oeste. El número de las columnas marmóreas [de la galería], que conté yo mismo, es de cuatrocientas setenta y una, fuera de la [columna] de yeso -que está en Dar an-Nadwa (la Casa de la Reunión)-37 que fue agregada al Haram y que está en su interior, en la galería que va de oeste a norte, enfrente de la cual se halla el Maqam así como el Ángulo iraquí. [La Casa de la Reunión] tiene un patio espacioso hacia el que se penetra por la galería.
A lo largo de toda la pared de está galería hay bancos [adosados] bajo cimbrados arcos [ciegos], en los que se sientan los copistas38, los almocríes y algunas gentes del arte de la costura. El Haram «está rodeado» por los corros de [los alumnos en torno a] los maestros y a las gentes de ciencia. En la pared de la galería que está enfrente, también hay bancos bajo arcos de la misma forma; es la galería que va de [91] sur a norte. Las restantes galerías tienen bancos al pie de sus paredes, [pero] sin arcos sobre ellos. Estas construcciones están actualmente en el más perfecto estado.
Junto a la Puerta de Abraham hay otro anexo de la galería, [orientado] de oeste a sur, en él hay también columnas de yeso. Encontré escrito por maño de Abu Ya'far b. ['Ahl al-Fanaki al-Qurtubi (el Cordobés), el alfaquí, el tradicionalista, que el número de columnas es de cuatrocientas ochenta; porque yo no he contado las que están al exterior de Bab as-Safa (Puerta de Safa).
Al-Mahdi Muhammad b. Abi Ya'far al-Mansur al-'Abbasí, por la ampliación de la Mezquita Sagrada (al-Masyid al-Haram) y la hermosura de sus construcciones, ha dejado excelente recuerdo. Encontré en la parte que va de oeste a norte una inscripción en lo más alto de la pared de la galería: «Ordenó el siervo de Dios Muhammad al-Mahdi, Principe de los Creyentes -recompénselo Dios- la ampliación de la Mezquita sagrada en favor de los que hacen el hayy y la –‘umra a la Casa de Dios, en el año 167 (783)».
El santuario (haram) tiene siete alminares: cuatro, en los cuatro lados; uno en Dar an-Nadwa (la Casa de la Reunión); otro, sobre la Puerta de Safa, que es el más pequeño y sirve de distintivo a la Puerta de Safa, más no se puede subir a él a causa de su estrechez; y un alminar sobre la Puerta de Abraham, que ha de ser mencionado cuando posteriormente lo sea la Puerta de Abraham.
La Puerta de Safa está enfrente del ángulo [de la Piedra] Negra, en la galería que va de sur a este. En medio de esta galería, que está frente a la puerta, hay dos columnas opuestas al ángulo mencionado; en ellas está grabado: «Ordenó el siervo de Dios, Muhammad al-Mahdi, Príncipe de los Creyentes, -recompénselo Dios- erigir estás dos columnas para marcar el camino del Enviado de Dios -Dios le bendiga y salve- hacia as-Safa, a fin de que lo imite el que hace el hayy y la 'umra a la Casa de Dios, por maño de Yaqtin b. Musà. y Ibrahim b. Salih, en el año 167 (783)»
A la puerta de la santa Ka'ba hay una inscripción, [grabada] en oro, de clara escritura, de esbeltas y tupidas letras cuyo brillo y hermosura hieren las miradas; en ella está escrito: «[Esto está] entre lo que [92] ordenó hacer el siervo de Dios y su califa, el imam Abu 'Abd-Allah Muhammad al-Muqtafi li Amri-llah, Príncipe de los Creyentes -la bendición de Dios sea sobre él y sobre los imames, sus antepasados puros, y perpetúe para él la herencia de la profecía y la haga palabra duradera tras él hasta el Dia del Juicio- en el año 550 (1155)». Este texto se repite en las dos caras de las dos puertas. Ambas nobles puertas están rodeadas por un grueso marco de plata dorada, maravillosamente grabada, que sube hasta el dintel bendito, se ajusta a él, y da la vuelta a los dos lados de las dos puertas. Aparece también entre las dos puertas, cuando éstas se cierran, una especie de gran jamba de plata dorada, en sentido longitudinal de las puertas, fija a una de las dos, la que está a la izquierda del que penetra en la Casa.
La vestidura (kiswa) de la santa Ka'ba es de seda verde39, según dijimos. Está conformada por treinta y cuatro paños: nueve por el lado que se halla entre el ángulo yemení y el sirio; nueve también por el lado que está enfrente, entre el ángulo [de la Piedra] Negra y el iraquí, ocho por el lado que se halla entre el iraquí y el sirio; y también ocho por el lado que está entre el yemení y el de la [Piedra] Negra. Todos ellos han sido unidos, así pues resulta que es como si fuese un solo paño que recubre los cuatro lados. Están bordeados por su parte inferior por una orla hecha de estuco, gruesa de más de un palmo y ancha de dos palmos o un poco más, en el interior de la cual hay una madera que no es visible. En ella han sido clavadas unas estaquillas de hierro, en cuyas cabezas hay unas anillas exteriores de hierro por las que se ha hecho pasar una cuerda de cáñamo, sólidamente trenzada, que da la vuelta a los cuatro lados, tras haber sido puestas en los extremos de los paños a modo de alforzas para la jareta de zaragüelles por las que esa cuerda ha sido introducida, y [así] están cosidas a ella con unos hilos de algodón, sólidos y trenzados. En los puntos donde se unen en los cuatro ángulos, los paños están cosidos hasta más de una estatura [de hombre] y, desde allí, hasta su parte más alta están unidos con broches de hierro que se introducen los unos en los otros.
También da la vuelta por la parte superior, por [93] los lados de la azotea, un segundo reborde en el que está sujeta la parte superior de los paños en unas anillas de hierro, de la forma mencionada. La. vestidura (kiswa) bendita viene, pues, a estar sujeta por la parte superior y por la inferior con sólidos botones que no se quitan sino de año en año en el momento de su renovación. ¡Alabado sea Quien perpetua por ella la gloria hasta el Día de la Resurrección! No hay Dios excepto Él.
La noble puerta de la Ka'ba se abre cada lunes y viernes, excepto en rayab40 que se abre cada día. A su apertura, al momento de la salida del sol, vienen los custodios de la Casa, los Saybíes. De entre ellos hay quienes se afanan en transportar un gran escabel, semejante a un almimbar ancho, que tiene nueve escalones a lo largo. Le han sido puestas unas patas de madera que se asientan en el suelo, provistas de cuatro grandes ruedas chapeadas de hierro para facilitar el contacto con el suelo. EI escabel rueda sobre ellas hasta llegar a la noble Casa, y su escalón superior llega [justo] al umbral bendito de la puerta. Entonces sube hacia ella el jefe (za'im) de los saybies, que es un hombre maduro de hermoso porte y aspecto, [llevando] en su maño la llave de la cerradura bendita y acompañado de uno de los custodios, quien mantiene en su maño un velo negro que despliega con sus maños delante de la puerta en el momento que el mencionado jefe saybi la abre.
Cuando él ha abierto la cerradura besa el umbral, luego entra solo en la Casa y cierra la puerta tras él, permaneciendo el tiempo que lleva efectuar dos rak 'a-s41; después entran los saybíes, cierran también la puerta y hacen las rak'a-s. Enseguida la puerta es abierta y las gentes se apresuran a entrar.
Durante [la espera de] la apertura de la noble puerta las gentes permanecen de pie frente a ella, dirigiendo humildes miradas hacia ella, las maños extendidas hacia Dios en humilde suplicación. Cuando se abre la puerta, las gentes exclaman ¡Allahu akbar! (Dios es grande) y su clamor asciende, mientras sus lenguas implorantes gritan: «¡Oh Dios ábrenos las puertas de tu misericordia y de tu perdón! ¡Oh el más misericordioso de los misericordiosos!» Luego ellos entran «en paz, seguros»42.
En el lado que está enfrente del que penetra en ella, (en la Ka’ba), o sea, el que va del ángulo yemení al ángulo sirio, hay cinco placas de mármol colocadas en sentido longitudinal, como si fuesen puertas. Situadas a una altura de cinco palmos del suelo. Cada una de ellas es como [94] una estatura [de hombre]. Tres de entre ellas son rojas y las [otras] dos verdes. En cada una de ellas hay incrustaciones blancas, las más bellas que puedan verse43; es como si estuviesen cubiertas de puntos. De ellas, una roja está pegada al ángulo yemení; después, a cinco palmos, sigue una verde. El lugar que está frente a ellas, retrocediendo a unos tres codos, es el lugar donde el Profeta -Dios le bendiga y salve- hacia sus oraciones. Las gentes se apretujan para [hacer] la oración en ese lugar, a fin de procurarse con ello la baraca.
[Las placas de mármol] están dispuestas según ese orden, y entre cada una [de ellas] y la otra está el espacio mencionado. Entre las dos se inserta un mármol blanco de color [muy] claro, de un blanco puro que Dios, poderoso y grande, recubrió al principio de su formación, de raras figuras, que tienden al color azul, de motivos florales y ramajes. La [placa de mármol blanco que sigue es parecida a esa, llevando las mismas figuras, como si hubiese sido tajada [en dos]; así pues, si se pusiesen ambas [la una sobre la otra] cada figura volvería a estar enfrente de su [misma] figura. Cada una es, evidentemente, mitad de la otra, y cuando fueron aserradas se rajaron conforme a esas figuras, entonces cada una fue colocada .al lado de su hermana.
La separación entre cada [placa] verde y roja se hace mediante dos placas de mármol cuya anchura es de cinco palmos, según [la medida de] los palmos calculados anteriormente.
Las figuras en ellas son diferentes de las formas de las otras; ahora bien, cada hermana está al lado de su hermana. Los lados de estas placas de mármol están encuadrados por un reborde, cuyo espesor es la medida de dos dedos, en mármol jaspeado de verde y rojo cubierto de puntos blancos, con figuras como si fuesen cañas despojadas de hojas en las que la imaginación se desconcierta. En este lado susodicho hay seis paneles44 de mármol blanco y en el lado que está a la izquierda del que entra, esto es, [el que va] desde el ángulo de la [Piedra] Negra al yemení, hay cuatro [paneles] de mármol: dos verdes y dos rojos, y, entre los dos, cinco paneles de mármol blanco, y todo eso según la mencionada descripción.
En el lado que está a la derecha del que entra, o sea, [el que va] desde el ángulo de la [Piedra] Negra al iraquí hay tres [paneles]: dos rojos y uno verde [95] que están contiguos a otros tres paneles de mármol blanco. Este es el lado que llega al ángulo en que se halla Bab ar-Rahma (la Puerta de la Misericordia), cuya anchura es de tres palmos y su altura de siete. La jamba que está a tu derecha, cuando te hallas de cara [a la puerta], es de mármol verde, ancha de dos tercios de palmo.
En el lado que va desde el [ángulo] sirio al iraquí hay tres [paneles]: dos rojos y uno verde, contiguos a ellos hay tres paneles de mármol blanco, según la descripción precedente.
Estos mármoles susodichos están coronados par dos frisos, uno encima del otro, la anchura de cada uno de ellos es la medida de dos palmos. Una inscripción en oro sobre [un fondo de] lapislázuli ha sido allí trazada con una maravillosa caligrafía. Los dos frisos se juntan con el oro aplicado sobre la mitad superior de la pared. En la parte que está a la derecha del que entra, hay un único friso. En estos dos frisos hay algunas partes borradas.
En cada uno de los cuatro ángulos, en la parte que está inmediata al suelo, hay dos pequeñas placas de mármol verde que encuadran el rincón. Cada una de las dos puertas de plata que se hallan en cada ángulo, asemejando dos ventanas, están encuadradas también por dos pequeñas jambas de mármol verde de la dimensión de las dos aberturas.
Al comienzo de cada uno de dichos lados hay mármol rojo y al final lo mismo. El verde está entre los dos según la secuencia indicada, excepto en el lado que está a la izquierda del que entra, pues el primer mármol que tu encuentras contiguo al ángulo de la [Piedra] Negra es un mármol verde, luego uno rojo, hasta completar el orden descrito.
Al lado del noble Maqam está el almimbar del jatib, que también está [emplazado] sobre cuatro ruedas similares a las que hemos citado. Cuando es viernes y se acerca el momento de la oración, se lleva hacia el lado de la Ka'ba que se halla enfrente del Maqam y que está entre el ángulo de la [Piedra] Negra y el iraquí, entonces el almimbar es adosado a él. Luego viene el jatib, que entra por Bab an-Nabi (la Puerta del Profeta) -Dios le bendiga y salve- que está enfrente del Maqam en la galería que va de este a norte, llevando unos ropajes negros bordados en oro, tocado con un turbante negro también bordado, sobre el que lleva un taylasan de fina muselina -Toda esa indumentaria la envía el califa a los jatibes (jutaba')45 del país [96]- Él va rozagante, lleno de majestad y de gravedad avanza lentamente entre sendos estandartes negros, que sostienen dos de los jefes de los almuédaños. Delante de él se afana otro de estos jefes llevando en la maño un palo torneado, rojo, en cuya parte superior está atada una cuerda de cuero trenzado, fina y larga, con unos pequeños cabos al final, que reciamente sacude en el aire, -ello produce un sonido agudo que se oye al interior y al exterior del sagrado recinto (haram), a modo de anuncio de la llegada del jatib. [El almuédaño] no deja de restallarla hasta que se acerca al almimbar. [A tal instrumento] se le daba el nombre de farqa'a.
Cuando el jatib está cerca del almimbar se dirige hacia la Piedra Negra, entonces la besa y reza ante ella. Enseguida se encamina hacia el almimbar, precedido del almuédaño de Zamzam, jefe de los almuédaños del noble santuario (haram), que también viste ropajes negros. [Apoya] sobre su hombro la espada que, sin ceñírsela, lleva en su maño; pero en el momento de subir el primer peldaño, el citado almuédaño le ciñe la espada. Enseguida da un golpe con la contera de la funda de su espada [en el peldaño] que se deja oír de todos los presentes; repitiéndolo en el segundo y en el tercero. Cuando [por fin] llega al peldaño superior da un cuarto golpe; entonces permanece de pie cara a la Ka'ba haciendo una intima invocación. Después tornándose a derecha y a izquierda dice: «La paz sea sobre vosotros, la misericordia de Dios y su bendición».
Las gentes, entonces, le devuelven la salutación. Enseguida se sienta, y ante él, en el almimbar, los almuédaños se apresuran a hacer la llamada a oración (adan) al unísono46.
Cuando han terminado, [el jatib] se pone de pie para [pronunciar] la jutba, entonces invoca el nombre de Dios, amonesta y predica la humildad con elocuencia. Luego se sienta para [efectuar] la pausa ritual del jatib. Da con la espada un quinto golpe y se pone de pie para la segunda [parte de la] jutba, entonces multiplica las oraciones por Muhammad -Dios le bendiga y salve-y por su familia; ruega a Dios por sus compañeros y cita expresamente a los cuatro califas [ortodoxos] por sus nombres -Dios esté satisfecho de todos ellos-; después hace una invocación en favor de los dos tíos paternos del Profeta, Hamza y al-'Abbas, y en favor al-Hasan y al-Husayn, y continúa implorando la satisfacción de Dios sobre todos ellos. Luego hace una invocación por las Madres de los Creyentes, esposas del Nabí -Dios le bendiga y salve- y pide la satisfacción de Dios sobre Fátima la Preclara y sobre Jadiya la Grande con estás expresiones. Después hace la invocación por el califa abasí Abu 1-'Abbas Ahmad an-Nasir; luego por el emir de La Meca Muktir [97] b. 'Isa. b. Fulayta b. Qasim
b. Muhammad b. Ya'far b. Abi Hasim al-Hassani; después por Salah ad-Din (Saladino) Abu I-Muzaffar Yusuf b. Ayyub y por el heredero del trono, su hermano Abu Bakr b. Ayyub.47
Cuando se menciona a Saladino en la invocación vibran las lenguas desde todas partes para decir amen [metro kamill].

«Si Dios ama, un día, a su siervo,
ha de derramar entre las gentes amor por él».

Y ellos tienen razón, puesto que él les prodiga su graciosa solicitud y una buena administración, y porque les ha librado de las cargas de los impuestos ilegales (mukus). En esta fecha se nos informó que su misiva había llegado al emir Muktir; el más importante de su párrafo encomendaba el favor a los peregrinos, que se les asegurase un trato bueno y afable y se les librase de maños hostiles, encomendando de esa manera a los criados, a los subordinados y a los débiles. Decía: «Ciertamente nos y tú somos responsables del bienestar (baraka) de los peregrinos, considera, pues, este noble objetivo, este generoso propósito y el beneficio de Dios que se duplicará para quien es bueno con sus siervos. [Considera] su solicitud generosa que será allegada por quien haya tomado como objeto de preocupación el cuidado de ellos». Dios, poderoso y grande, es garante de la recompensa a los benefactores. Él es el dispensador de eso. No hay señor excepto Él.
Durante la jutba se plantan los dos estandartes negros en el primer peldaño del almimbar, mientras dos de los almuédaños los tienen asidos; a los dos lados de la puerta del almimbar hay dos anillas en las que se fijan los dos estandartes
plantados. Cuando ha concluido la oración ritual [el jatib] sale con los dos estandartes, a su derecha y a su izquierda, y delante de él la farqa'a, conforme a la [misma] manera que entró; como si ese [chasquido] también fuese la señal de la partida del jatib y la conclusión de la oración ritual. Enseguida se hace volver el almimbar al lado del Maqam48.
La noche que apareció la luna nueva de dicho mes, o sea, yumadà I, el emir de La Meca, el susodicho Muktir llegó de mañana al noble santuario (haram), a la salida del sol, rodeado de sus oficiales y precedido de los almocríes que recitaban [el Corán]. Entró por la Puerta del Profeta -Dios le bendiga y salve- mientras sus negros, que son conocidos por los lanceros (al-harraba), le rodeaban lanzas en maño. Él [98] tenía un aspecto comedido, lleno de serenidad y de gravedad, y las maneras de sus nobles antepasados -Dios esté satisfecho de ellos-. Vestía unas ropas blancas ciñendo espada, simplemente tocado con un turbante kurziy 49de lana blanca y fina.
Cuando llegó al lado del noble Maqam se paró y le fue extendido un tapiz de lino, entonces él hizo una oración de dos rak'a-s; luego avanzó hacia la Piedra Negra, la besó y empezó a dar las vueltas rituales (en torno a la Ka'ba). Mientras, había subido a la qubba de Zamzam un joven, hermano del almuédaño de Zamzam que es el primer almuédaño en [hacer] la llamada a oración -[los otros] lo imitan y siguen-. Había vestido sus más lujosas ropas y llevaba un turbante. Cuando el emir hubo completado una vuelta y se acercó a la Piedra Negra, el joven, desde lo mas alto de la qubba, elevando su voz se entregó a las invocaciones, iniciándolas [así]: «Dios salude esta mañana a nuestro señor el emir mediante una felicidad constante y una prosperidad completa».
Añadió a eso la salutación al [nuevo] mes en estilo rimado y rítmico, abundante en invocaciones y en elogios. Después concluyó con tres o cuatro versos de una poesía en alabanza [al emir], en alabanza a sus nobles antepasados y en recuerdo de aquélla que [les] precedió en la creencia al Profeta50 -Dios esté satisfecho de ella-. Luego se calló.
Cuando [el emir] estuvo al lado del ángulo yemení se dirigió a la Piedra Negra, [el joven, entonces] se lanzó a otra invocación por el estilo, a la que añadió versos de una poesía, diferentes a los otros [precedentes, pero] de la misma significación, como si fuesen fragmentos de casidas de elogio a él [al emir]. Así durante las siete vueltas, hasta que las hubo terminado. Mientras los almocríes, durante sus vueltas, iban delante de él.
En consecuencia este acontecimiento y está solemnidad se desarrolló en perfecto orden, la belleza de la voz del invocador, a pesar de su edad juvenil, pues tenía once años o poco más o menos; la hermosura de las palabras que pronunciaba en prosa y en verso; los tonos de los almocríes que se elevaban [salmodiando] el libro de Dios, poderoso y grande, todo formaba un conjunto que conmovía las almas y las emocionaba, anegaba los ojos [de lágrimas] y provocaba el llanto en recuerdo de las Gentes de la Casa a las que Dios ha dispensado de mancilla y ha purificado completamente. Cuando [el emir] concluyó las circunvoluciones hizo dos rak'a-s junto al Multazan; después fue detrás del Maqam e hizo asimismo [otras dos] rak 'a-s; luego emprendió la partida rodeado de su guardia (haiqa), y no aparece en el Haram salvo a la venida de otra luna nueva. Así siempre.
La Casa Antigua está construida de grandes piedras duras [99], pardas, que fueron ajustadas las unas a las otras, unidas conjuntamente en sólida trabazón que los días no pueden cambiar ni los tiempos resquebrajar. Es de lo [más] admirable que un pedazo del ángulo yemení que se rompió haya sido claveteado con clavos de plata y haya vuelto a ser tan bello como fue; los clavos son allí visibles.51
[Uno] de los prodigios de la Casa Antigua es el que [ésta] se alce en medio del recinto sagrado como la alta torre de un palomar -ella es, con todo, la más excelsamente alejada de la mancilla [de tal comparación]-que el número de las palomas del Haram sea innumerable, que estén en [tal] seguridad que se ha hecho proverbial, y que no sea posible que una paloma descienda a la parte superior de la azotea ni se pose en ella por cualquier causa o circunstancia alguna. Así pues tú ves volar las palomas por encima de todo el haram, pero cuando se acercan a la Casa se desvían a derecha y a izquierda y los otros pájaros lo mismo. He leído en los Anales de La Meca (Ajbar Makka)52-que no se posa en ella un pájaro salvo cuando una enfermedad le ha atacado, entonces, o bien muere al momento, o bien se cura. ¡Alabado sea Él que la ha hecho heredera del honor y de la veneración!
Y entre sus portentos [está] el que su noble puerta sea abierta durante [ciertos] días fijos. El santuario (haram) rebosa entonces de gente, sin embargo, todos entran y no resulta estrecho, merced a la potencia de Dios, poderoso y grande, y no queda en él sitio [alguno] donde cada uno no haya rezado. Las gentes se reencuentran cuando [han efectuado] la salida, entonces, se preguntan unos a otros si han entrado en la Casa ese día, y cada uno contesta: «entré e hice la oración en tal y tal lugar, [o sea], adonde todos han rezado. -A Dios pertenecen los prodigios concluyentes y las pruebas maravillosas ¡Alabado y ensalzado sea!
Y entre las maravillas de la solicitud de Dios, bendito y altísimo, para con ella (la Ka'ba) está el que no falten fieles dando las vueltas rituales en ningún momento del día ni de la noche, y no se encuentra a quien diga que la haya visto sin alguien dando vueltas ¡Alabado sea Él que honra, exalta y perpetúa su nobleza hasta el día de la Resurrección!
En la parte superior de las galerías del haram hay una azotea, que da la vuelta enteramente sobre los cuatro lados, que está coronada toda ella con almenas anchas y dentadas. A cada lado de la almena hay tres crestas que asemejan igualmente otras pequeñas almenas, y la cresta más baja de ellas está contigua a la cresta que le sigue de la otra almena [l00]. Bajo cada [punto de] confluencia de ellas hay un agujero redondo de un palmo de circunferencia, que deja cruzar el aire que lo traspasa. Los rayos del sol o de la luna caen en él y parecen como si fuesen lunas redondas; eso se repite en los cuatro lados [del haram]. Es como si las susodichas almenas hubiesen sido construidas de una sola pieza y luego se hubiesen efectuado en ellas esas tallas y esas cresterías; en consecuencia resulta un admirable espectáculo y [una admirable] apariencia.
En el medio de cada uno de los cuatro lados indicados hay un bloque de yeso inserto entre las almenas, de huecos perforado, cuya altura es de como unos treinta palmos aproximadamente. Cada bloque corresponde a una de las caras de la santa Ka'ba, que se alza en medio de almenas semejantes a una corona.
Los alminares tienen también una forma admirable. En efecto, hasta alrededor de la mitad de su altura son esquinados de los cuatro lados (rectangulares), de piedra perfectamente esculpida y admirablemente dispuesta; un corredor (subbak) de madera de extraordinario arte los rodea, y, desde el enrejado, se eleva en el aire una columna como si hubiese sido labrada a torno, cerrada toda completamente con ladrillos que se acoplan los unos a los otros con un arte que por la belleza
atrae las miradas. En la parte superior de esa columna se halla la linterna (fahl), que está rodeada también de otro corredor de madera del mismo arte que aquellos. [Los alminares] son todos de formas diferentes, ninguno de ellos se parece al otro; con todo, son conforme al modelo mencionado, por ser su primera mitad rectangular y la mitad superior un pilar que no tiene esquinas.
En la mitad superior de la qubba de Zamzam, de la qubba 'Abblisiyya, llamada as-Siqaya (el Abrevadero), y de la qubba que está contigua, desviada de ella ligeramente, que lleva el nombre de la Judía, hay una obra maravillosa de almocárabes de madera, en la que se afanó el artista, y el enrejado de una balaustrada de madera de hermosos huecos e intersticios rodea su parte mas alta. Al interior del enrejado de la qubba de Zamzam hay una azotea, en medio de la cual se eleva una especie de linterna de alminar. Desde esa azotea, el almuédaño de Zamzam llama a la oración. De esa linterna sale un pilar de yeso en cuya cúspide reposa un recipiente [101] de hierro que sirve de lámpara durante el mes excelso de ramadán.
En el lado de la qubba que mira hacia la Casa Antigua hay unas cadenas, de las cuales están colgadas unas lámparas de vidrio que se encienden cada noche; e igualmente en el lado que está a la derecha y que mira hacia el Norte. En cada una de sus caras tres ventanas ocultas por artísticos enrejados (sarayib), puestos verticalmente como si fuesen puertas, se alzan sobre unas pequeñas columnas de vidrio de un arte [tal] que no se ve [nada] más maravilloso. Entre ellas las hay que están trenzadas con el trenzado de los brazaletes, especialmente del lado de la qubba de Zamzam que está enfrente de la Piedra Negra. Sus columnillas tienen la perfección de un arte acabado, cada una de ellas ha sido rodeada de tres o cuatro filetes, y debajo, entre cada filete53 el trabajo de escultura que se ha realizado en él ofrece un maravilloso aspecto. Algunas de ellas han sido trenzadas a manera de una pulsera.
A este lado de la citada qubba, que se halla enfrente de la Piedra Negra, está pegado un banco de mármol que da la vuelta a la qubba. En él se sientan las gentes a fin de aprovecharse de la nobleza de ese lugar, porque es el más noble de los lugares de este mundo a los que se le atribuye la nobleza de los lugares del otro, dado que la Piedra Negra está delante de ti; la venerable puerta con la Casa enfrente de ti; el Maqam a tu derecha; la puerta de as-Safa a tu izquierda y el pozo de Zamzam a tu espalda. ¡Bástete con esto!
A cada una de esas balaustradas enrejadas se adaptan unas columnas de hierro que se insertan las unas en las otras como si fuesen otras balaustradas enrejadas.
Una de las esquinas del corredor de madera que rodea la qubbat al-'Abbasiyya viene a unirse con una de las esquinas del corredor de la qubba de la Judía, hasta tal punto que se tocan y, así, quien está en la parte superior de esta azotea puede pasar hacia la otra azotea por las susodichas esquinas. El interior de estas qubbas está decorado con almocárabes de estuco de una serena belleza.
El santuario tiene cuatro imanes sunníes y un quinto imán para una secta llamada zaydiya 54. Entre las gentes de esta ciudad, los nobles siguen esa doctrina (madhab). Ellos añaden, en la llamada a oración, «¡Venid a la mejor de las obras!», después que el almuédaño ha dicho: «¡Venid a la felicidad!». Son blasfemos rafidies55. Dios, empero, tiene en reserva [102] su cuenta y su retribución. No asisten a la plegaria del viernes con los demás (nas); solamente rezan cuatro [rak 'a-s] al zuhr, y hacen la oración del magrib después que los imanes [sunníes] han terminado su rezo.
El primero de los imanes sunníes es el safi'i -Dios tenga misericordia de él56-.Nosotros damos precedencia a su mención porque es el representante del imam abasí. Él es el primero que efectúa la oración, tras el Maqam de Abraham -Dios le bendiga y salve a él y a nuestro noble Profeta-, salvo la oración del magrib, pues los cuatro imanes la realizan juntos, en el mismo momento, a causa de la brevedad de su tiempo lega157. El almuédaño safi'i pronuncia la iqama58 [primeramente], después la realizan los almuédaños de los restantes imanes. A menudo sucede que, en este rezo, se introduce la distracción y el descuido en los que oran, a causa de que las palabras del takbir59 confluyen allí de todas partes. A veces sucede que el malikí hace la inclinación (ruku’) con el safi'i o el hanafi60,o que alguien pronuncie la fórmula de salutación con otro imán que el suyo [propio]. Con todo, se ve cada oído escuchando la voz de su imán o la voz de su almuédaño.
Luego [viene] el [imán] malikí -Dios tenga misericordia de él61- que hace oración frente al ángulo yemení, que tiene un mihrab de piedra que se asemeja a los mihrabs colocados en los caminos.62
Después, el [imán] hanafi -Dios tenga misericordia de él-63 hace su oración frente al mizab, bajo un pabellón (hatim) hecho para él. Es el más importante de los imanes en boato y el más magnífico de ellos en [provisión de] utensilios de cera
y otras cosas; a causa de que todos los estados no árabes (al'ayamiyya) siguen su doctrina. De ahí que se congreguen muchedumbres a su alrededor. Su oración es la última.
El [imán] hanbalí -Dios tenga misericordia de él64- hace su oración al mismo tiempo que el malikí, cuyo lugar de oración se halla frente a lo que está entre la Piedra Negra y el ángulo yemení, pero él hace las oraciones del zuhr y del 'asr cerca del hanafi, en la galería que va de oeste a norte -mientras que el hanafi las reza en la galería que va de oeste a sur-frente a su mihrab sin pabellón. EI safi'i tiene un vasto pabellón al lado del Maqam.
Las características de los pabellones son: dos palos unidos entre sí mediante unos travesaños a semejanza de una escalera, frente a ellos [otros] dos palos de esa misma forma. Esos palos han sido fijados en dos pedestales de yeso de poca altura [103]. En la parte más alta de los palos está clavado un madero transversal del que penden unos ganchos de hierro en los cuales hay unas lámparas de vidrio colgadas. A veces [en esos pabellones] al palo transversal superior se le añade un entramado de madera [dispuesto] a lo largo del palo. El [pabellón] hanafi tiene, entre los dos pedestales de yeso unidos por el madero, un mihrab hacia el que se hace la oración. El hanbalí tiene un sobrio pabellón, cerca del pabellón hanafi, que lleva el nombre de Ramast, un rico persa que ha dejado en el santuario señales de sus generosos gastos -Dios tenga misericordia de él-.
Frente al Hiyr, un pabellón también sobrio, toma el nombre de Visir al-Muqqadam (el Visir Adelantado), con esta vaga expresión. Todos estos establecimientos forman un círculo en torno a la Casa Antigua. A poca distancia de ella, hay unas antorchas que se hacen arder en unos recipientes de hierro plantados encima de unas maderas; entonces el noble santuario (haram) se llena todo de luz.
Se ponen cirios ante los imanes en sus mihrabs. El malikí es el que tiene menos cirios y el de condición más humilde, por que su rito (maghab) en este país es raro. La mayoría está bajo el rito safi'i y bajo él están los ulemas y los alfaquíes [de este país], salvo en Alejandría, pues la mayoría de sus habitantes son malikíes. En ella se halla el alfaquí Ibn 'Awf, que es un gran jeque entre las gentes de ciencia, el postrero de los imames 65 malikíes.
Tras cada oración del magrib, el almuédaño de Zamzam aparece en la azotea de la qubba de Zamzam, que tiene una plataforma elevada sobre unas gradas de madera, en el lado que está enfrente de la Puerta de as-Safa. Alzando la voz para invocar [a Dios] por el imam abasí Ahmad an-Nasir li-Dinillah; luego por el emir Muktir; después por Saladino, emir de Siria y de todos los distritos de Egipto y del Yemen, el de los grandes títulos de gloria y el de las nobles virtudes. Cuando ha terminado su mención con está invocación, las voces de los que dan las vueltas rituales se elevan para decir amén con lenguas que mueven corazones puros e intenciones sinceras; las lenguas vibran palpitantes en eso haciendo fundir los corazones de humilde gratitud por la hermosa loa que Dios ha otorgado a este sultán justo y por el amor de las gentes que sobre él ha derramado [104]; los siervos de Dios son sus testigos en su tierra. Luego [el almuédaño] añade a eso la invocación por los emires del Yemen -dominio de Saladino-; después, por todos los musulmanes, por los peregrinos y los viajeros; [finalmente] desciende. Tal es su permanente costumbre.
En la mencionada qubba 'Abbasiyya un armario encierra un cofre ancho y espacioso que contiene el Corán (mushaf) de uno de los cuatro califas Compañeros del Enviado de Dios -Dios le bendiga y salve- copiado de puño y letra por Zayd b. Tabit -Dios esté satisfecho de él- en el año 18 (650) de la muerte del Enviado de Dios -Dios le bendiga y salve-. Le faltan muchas hojas. Está entre dos planchas de madera forradas de cuero con cierres de latón; las hojas son anchas; nosotros lo vimos con nuestros propios ojos y recogimos su baraca besándolo y frotándonos las mejillas en él. Dios haga que la intención en ello sea útil.
Nos informó el custodio de la qubba, el que se encargó de mostrárnoslo (el Corán), que los habitantes de La Meca, cuando les aflige la sequía (qaht) o les sobreviene una subida en los precios, sacan el citado Corán, abren la puerta de la noble Casa y lo ponen en el umbral bendito, junto con el noble maqam, el maqam del Amigo [de Dios], Abraham -Dios bendiga a nuestro Profeta y a él-. Las gentes se congregan, descubiertas sus cabezas, rogando y suplicando buscando en ese venerado Corán y en el maqam sublime intercesores ante Dios. Y no abandonan ese lugar sino cuando la misericordia de Dios, poderoso y grande, les alcanza. Dios ciertamente es bueno con sus siervos ¡No hay dios excepto Él!
Al lado del noble santuario (haram) hay numerosas casas que tienen puertas por las que se tiene acceso hacia él ¡Con esta noble vecindad te basta! Como la casa de Zubayda, la casa del Cadí, la llamada casa de al 'Ayala y otras. Alrededor del Haram hay también numerosas casas que lo circundan, que tienen vistas [a él], y desde cuyas azoteas se tiene acceso a la azotea del santuario. Sus gentes pasan la noche en ella y enfrían el agua en lo más alto de las almenas. En razón de la vista que ellos poseen sobre la Casa Antigua están siempre en continua adoración, y Dios, por su gracia y su generosidad, les ha acordado lo que les distingue [de los demás] por la vecindad (muyawara) con su Casa Sacrosanta (Bayt al-Haram).
Encontré escrito de letra del alfaquí y piadoso asceta Abu Ya'far al-Fanaki al-Qurtubi (el Cordobés) que las dimensiones de la Mezquita Santa (al-Masyid al-Haram) en longitud y en anchura, son las que, [efectivamente], he dado precedentemente, mientras que la longitud de la mezquita del Enviado de Dios -Dios le bendiga y salve- [en Medina] [105] es de trescientos codos y su anchura de doscientos. El número de sus columnas es de trescientas y el de sus alminares, tres. La medida de su superficie es de veinticuatro marya', en marya"s magrebíes que tienen cincuenta codos [de lado]. La longitud de la mezquita de la Casa Santa [Bayt al-Muqaddas=Jerusalén] -Dios la retorne al Islam- es de setecientos ochenta codos; y su anchura de cuatrocientos cincuenta codos; sus columnas cuatrocientas catorce; sus lámparas quinientas; sus puertas cincuenta y la medida de su superficie, en las susodichas marya'-s, es de ciento cuarenta marya-s y dos quintos.

DESCRIPCION DE LAS PUERTAS DEL NOBLE HARAM
¡Dios lo santifique!

El Haram tiene diecinueve puertas, la mayor parte de ellas se abren a varias puertas [secundarias], según se indicará, si Dios quiere:
Bab as-Safa, abierta a cinco puertas. Antiguamente era conocida como Bab Banu Majzum.
Bab al-Jalaqiyyin (Puerta de los Ropavejeros) que se llama [igualmente] Bab Yiyad al-Asgar (Puerta de los Collados Menores), se abre a dos puertas; es moderna.
Bab al-'Abbas -Dios esté satisfecho de él- abierta a dos puertas.
Bab 'Ali Dios esté satisfecho de él- abierta a tres puertas.
Bab an-Nabi (Puerta del Profeta) -Dios le bendiga y salve- abierta a dos puertas. También hay una puertecilla, al lado de la citada Puerta de los Banu Sayba, que no tiene nombre.
Bab Banu Sayba que se abre a tres puertas. Es la puerta de los Banu 'Abd Sams; por ella tiene lugar la entrada de los califas.
Bab Dar an-Nadwa (Puerta de la Casa de la Reunión) con tres [puertas]: las dos puertas antiguas de la Casa de la Reunión y la tercera en el ángulo oeste de la casa. El número de puertas del santuario (haram) con esta puerta aislada es de
veinte puertas.
Una puertecilla frontera a la Puerta de los Banu Sayba, semejante a un postigo, que carece de nombre. Se dice, sin embargo, que se denomina Bab ar-Ribat (Puerta del Cenobio), porque por ella se tiene acceso al cenobio de los sufíes.
Una puertecilla moderna lleva a la casa de 'Ayala.
Bab as-Sudda, que es sólo una.
Bab al-'Umra, que es [también] única.
Bab al-Hazwara, que da a dos puertas.
Bab Ibrahim (Puerta de Abraham) -Dios le bendiga y salve- es única.
[Otra] puerta que, también lleva el nombre de Hazwara, da a dos puertas.
Bab Yiyad al-Akbar (Puerta de los Collados Mayores) con dos puertas.
Otra Bab Yiyad aI-Akbar que da a [106] dos puertas.
Otra puerta, que lleva también por nombre Yiyad, da a dos puertas.
Entre las gentes hay quienes dan a dos de estás cuatro puertas yiyadíes (o de los collados) el nombre de ad-Daqqaqin (Puertas de los Harineros). Sin embargo, las opiniones acerca de ello varían. Con todo, nosotros nos hemos esforzado en registrar sus nombres de la forma más próxima a la verdad. Es Dios en el que uno busca ayuda ¡No hay señor excepto Él!
Bab Ibrahim (la Puerta de Abraham) -Dios le bendiga y salve- está en un anexo (zawiya) grande y espacioso en el que se halla la morada de al-Miknasi, el alfaquí, que fue imán del rito malikí en el santuario -Dios tenga misericordia de él-. Allí hay también una alegoría que es una biblioteca para los libros afectos en habiz a los malikíes en el santuario. La susodicha zawiya está pegada a la galería que va de oeste a sur, pero es exterior a ella.
Al lado de la citada puerta, a la derecha del que entra, se alza un alminar de diferente forma que los alminares descritos; en él hay unos adornos calados en estuco de forma rectangular, como si fuesen mihrabs, que rodean mocárabes de un arte extraordinario. Encima de la puerta hay una majestuosa qubba de notable elevación; su altura se acerca a la del alminar. Su interior encierra maravillas artísticas de estuco, de adornos calados y de mocárabes que no se pueden describir. Al exterior también hay entrelazamientos en el yeso como si fuesen porciones circulares que enlazan círculo sobre círculo. La linterna del mencionado alminar está sobre unas pilastras de yeso, exentas por un espacio abierto que hay entre pilastra y pilastra (riyl). Al exterior de la Puerta de Abraham -sobre él sea la paz- hay un pozo que lleva su nombre.
Se ha comenzado [la enumeración de las puertas] por Bab as-Safa, porque es la mayor de las puertas y porque es por la que se sale hacia el sa y66. Todo aquel visitante (wafid) que llega a La Meca –Dios la ennoblezca- hace al entrar una 'urmra; se le recomienda entrar por la Puerta de los Banu Sayba, dar las siete vueltas [a la Ka'ba] y salir por la Puerta de as-Safa, mientras hace su camino entre los dos pilares que al-Mahdi -Dios tenga misericordia de él- mandó levantar, a guisa de señal, para [indicar] la ruta [seguida por] el Enviado de Dios -Dios le bendiga y salve- hacia as-Safa, según lo que se ha dicho precedentemente.
Entre el ángulo yemení y los dos [pilares] hay cuarenta y seis pasos, y entre ellos y la Puerta de as-Safa, treinta pasos; y de la Puerta de as-Safa a as-Safa, setenta y seis pasos. As-Safa tiene catorce escalones y está dominado por tres arcos coronados de almenas. El escalón cimero es ancho como si fuese un banco [107]. [El sitio] está rodeado de casas y tiene diecisiete pasos de ancho.
Entre as-Safa y el mojón verde su descripción es como sigue: El mojón es un pilar verde, su verdor es por la pintura, y está [situado] hacia el ángulo del alminar que está en el ángulo oriental del Haram al borde del fondo de la vaguada [yendo] hacia al-Marwa, y a la izquierda del que efectúa el say. Desde ahí se emprende la marcha rápida en el say hasta los dos mojones verdes, que son también dos pilares verdes, segun las características mencionadas. Uno de ellos está al lado de la Puerta de 'Alí, en el muro del Haram, a la izquierda del que sale por la puerta; el otro mojón está enfrente, en el muro de una casa que está contigua a la casa del emir Muktir. Sobre cada uno de ellos hay un entablamento (lawh), que ha sido puesto en la cima del pilar como una corona. En él encontré una inscripción en trazos dorados: «As-Safa y al-Marwa figuran entre los ritos prescritos por Dios», y lo que sigue de la aleya67; después: «Ordenó erigir este mojón el siervo de Dios y su califa Aba Muhammad al-Mustadi bi-Amri-llah, Príncipe de los Creyentes -Dios exalte su victoria- en el año 573 (1177)».
Entre as-Safa y el primer mojón hay noventa y tres pasos; y de este mojón a los otros dos, setenta y cinco pasos; tal es la extensión de la carrera (ramal) yendo y viniendo desde el mojón [único] a los dos mojones y desde los dos mojones al mojón [único].
Desde los dos mojones a al-Marwa hay trescientos veinticinco pasos, así pues, el [número] total de los pasos del sa'y de as-Safa a al-Marwa es de cuatrocientos noventa y tres. Los escalones de al-Marwa son cinco; hay un único gran arco, cuya anchura es la de as-Safa, diecisiete pasos.
Lo que está entre as-Safa y al-Marwa es el lecho de un torrente (masil), que hoy es un mercado abundante en toda [clase de] fruta y en otras cosas, como granos (hubub), y en todos los productos comestibles. Los que efectúan la carrera (sa'un) apenas pueden librarse de las apreturas de la multitud. Las tiendas de los vendedores están [situadas] a derecha e izquierda. La ciudad no tiene otro mercado organizado, excepción hecha de los comerciantes de telas y los alatares, que están junto a la Puerta de los Banu Sayba, debajo del mercado susodicho, en las cercanías, casi pegado a él.
El noble Haram está dominado por el monte [108] Abu Qubays que, en el lado oriental, está enfrente del ángulo de la Piedra Negra. En su cúspide hay un cenobio (ribat) bendito con una mezquita sobre la que hay una azotea que domina la excelente ciudad. Desde allí se manifiesta su belleza y la belleza del Haram y su amplitud, y la hermosura de la Ka'ba santa que se eleva en su centro. Leí en los Anales de La Meca 68 de Abu I-Wahd al-Azraql, que es el primer monte que fue creado por Dios, poderoso y grande. En él fue guardada la Piedra [Negra] en la época del Diluvio. Los quraysíes lo llamaron al-Amin (el Fiel), porque restituyó la Piedra [Negra] a Abraham -Dios le bendiga y salve-. En él está la tumba de Adán -las bendiciones de Dios sean sobre él-. Es uno de los dos pilares de La Meca, el segundo pilar es el monte vecino Qu'ayqi'am, en el lado occidental.
Subimos al citado monte de Abu Qubays y oramos en la mezquita bendita. En ella está el lugar donde se hallaba parado el Profeta -Dios le bendiga y salve- cuando para él se hendió la luna69, por el poder de Dios, poderoso y grande70.Te basta con este mérito y esta bendición (baraka). La gracia está en maños de Dios y la concede a quien quiere, incluso a sus criaturas de materia inerte. ¡No hay dios excepto Él!
En su parte mas alta hay restos de una construcción enlucida de estuco, que el emir de la ciudad, 'lsà, padre del mencionado Muktir, habría adoptado por fortaleza; pera la demolió el emir de la peregrinación iraquí, a causa de un conflicto que derivó de ello, y la dejó en ruinas.
Sobre una columna, al exterior de la Puerta de as-Safa, que está enfrente de la única columna de las dos que fueron erigidas para señalar el camino seguido por el Profeta -Dios le bendiga y salve- hacia as-Safa y que están al interior del Haram, según mi anterior mención, encontré una inscripción: «Ordenó el siervo de Dios, Muhammad al-Mahdi, Príncipe de los Creyentes -Dios Altísimo le sea propicio- la ampliación de la Mezquita Sagrada (al-Masyid al-Haram) por el lado que está contiguo a la Puerta de as-Safa, a fin de que la Ka'ba esté en el centro de la mezquita, en el año 167 (783)». Esa inscripción prueba que la santa Ka'ba está en el centro de la mezquita. [Con todo] se le atribuía una inclinación hacia el lado de la Puerta de as-Safa; pero sometimos sus lados benditos a la medida y hallamos que la cosa era verdadera, en conformidad con lo que contiene la inscripción de la columna.
Bajo esa inscripción, en la parte inferior de la columna, hay también [otra] inscripción [109]: «Ordenó el siervo de Dios, Muhammad al-Mahdi, Príncipe de los Creyentes -Dios le sea propicio- la ampliación de la puerta central que está entre estos dos pilares y que fue el camino del Enviado de Dios -Dios le bendiga y salve- hacia as-Safa».
En la parte superior de la columna que le sigue hay así mismo una inscripción: «Ordenó el siervo de Dios, Muhammad al Mahdi, Príncipe de los Creyentes -Dios le sea propicio- la desviación del torrente hacia el mismo curso que [seguía] en la época de su padre Abraham -Dios le bendiga y salve- y su ensanche a costa de los espacios que estaban alrededor de la Mezquita Sagrada, en favor de los peregrinos de la Casa de Dios y de los que efectúan la 'Umra».
Debajo de ella hay también una inscripción, [que repite aquella] que está debajo de la primera, que alude al ensanche de la puerta central. El valle mencionado es el valle que lleva el nombre de Abraham -Dios le bendiga y salve- y su trayectoria era por delante de la citada Puerta de as-Safa; pero el torrente, habiendo cambiado su curso, terminaba en la hondonada que está entre as-Safa y al-Marwa, y penetraba en el Haram. Así pues, durante el período que estaba anegado por las lluvias, se daban las vueltas rituales ala Ka'ba a nado. Entonces al-Mahdi -Dios tenga misericordia de él- ordenó sobrealzar un lugar en la parte mas alta de la ciudad, llamado Ra's ar-Radm (el Cabezo del Dique), y cuando vino el torrente, fue desviado mediante ese dique hacia su curso que, pasando por la puerta de Abraham hacia el lugar que se llama al-Masfala (la Hondonada), sale de la ciudad. EI agua no corre por él sino cuando caen lluvias persistentes y abundantes. Es el valle que [el Profeta] -Dios le bendiga y salve- indicó con sus palabras cuando Dios, bendito y exaltado, hace decir a él (a Abraham): «¡Señor! He establecido a parte de mi descendencia en un valle sin cultivar»71. ¡Alabado sea Él que hace duraderos sus evidentes prodigios!

2 La parte del muro de la Ka'ba que está entre la Piedra Negra y la puerta se llama multazam, porque los visitantes se apoyan en él pronunciando fervientes oraciones. Vid. E. 1.2 II. 332.
3 Lugar donde se encuentra el pozo del mismo nombre.
4 M. J. de Goeje, en su reedición de la Rihla (p. 81a), da en nota el texto del hadit a que hace referencia Ibn Yubayr. Es este un hadit marfu', su cadena de transmisores no se remonta hasta el Profeta si fallos, por eso no se halla consignado en los repertorios canónicos de tradiciones; lo recoge Qutb ad-Din -autor al que remite Wensinck (E. I., II, 626)-quien pone en boca de Mahoma lo que sigue: «EI agua de Zamzam posee los efectos para lo que se beba. Si la bebes buscando curarte, Dios te curará. Si la bebes para saciarte, Dios te saciará. Si la bebes para quitar la sed, Dios te la quitará. Es la concavidad hecha por maño de Gabriel, la aguada de Dios para Ismael”.
5 EI say es el rito de las «siete carreras» que el creyente debe realizar entre as-Safa y al-Marwa en recuerdo de Agar. Este rito se efectúa tras el tawaf, esto es: tras dar las siete vueltas alrededor de la Ka'ba y besar la Piedra Negra.
6 Todo este discurso, pleno de religiosa exaltación, es copiado, más o menos, por Ibn Battuta.
7 EI manuscrito Q en vez de al-halal dice al-jilal «la amistad», «los amigos», nombre que sentaría muy bien a un hospedaje.
8 La Ka’ba.
9 Lit.: “está cerca de la cuadratura”.
10 Los Banu Sayba eran los guardianes tradicionales del santuario.
12 Esto es: el ángulo de la Piedra Negra.
13 Siguiendo el manuscrito Q traducimos muhaqqaqa en vez de mujaffa-fa por parecer más apropiado.
14 Todos estos párrafos son copiados de forma más resumida por Ibn Battuta.
15 Corán, 3.96. La aleya completa dice: «El primer templo erigido por los hombres es, ciertamente el de Bakka, templo bendito y dirección para todos». (Bakka es otro de los nombres de La Meca). Según la tradición fue Adán quien construyó la primera Ka'ba.
16 Califa abasí desde 1180 a 1225.
17 Hornacina en el muro que en las mezquitas está orientado hacia La Meca. Dicha hornacina suele ser la parte decorada de todo el edificio.
18 Lit.: «Que llega a lo más alto de la azotea».
19 Lit.: «y en su principio».
20 Lit.: «lacrimales llorosos».
21 Traducimos muhaqqaqa por mujaffafa aquí y en las frases siguientes de acuerdo con el manuscrito Q.
22 Muro alrededor de la Ka'ba situado al noroeste de ésta. En tiempos de Ibn az-Zuhayr (64/683) la antigua Ka'ba fue demolida y se edificó otra que englobó al propio Hiyr; más cuando los omeyas tomaron La Meca en el año 74/693 se hizo separar el Hiyr de la Ka'ba como en época preislámica Vid. E.I2• II. 333.
23 Lit.: «de él hacia él».
24 Ibn Battuta calca todas estás explicaciones en su narración.
25 Lit.: «al extremo del pavimento».
27 Lit.: «lugar presumible de cumplimiento de las invocaciones (o plegarias) por la gracia de Dios Altísimo».
28 Reemplazamos al-baydaq, sugerido por el editor ante la falta de puntos diacríticos, por al-maybaq que hallamos en el Vocabulista in Arabico (p. 53ó) como probatorius lapis.
29 Lit.: «cuya anchura es de una medida de...»
30 Este párrafo es calcado, ligeramente resumido, por Ibn Battuta.
31 Del ángulo de la Piedra Negra.
32 Plural de dawraq.
33 Estos cuatro párrafos acerca de la qubba de Zamzam han sido copiados y arreglados por Ibn Battuta (o mejor habría que decir para hacer honor a la verdad, por su redactor Ibn Yuzzay) quien sigue exactamente el orden de descripción de cada elemento segun la relación de Ibn Yubayr.
34 Lit.: «la cantidad que penetra»...
35 Los cármatas fueron los miembros de un movimiento ismailí de tipo político-religioso. Tomaron el nombre de Hamdan Qarmat y entre los siglos IX y X amenazaron, desde sus posiciones en Arabia, al califato abasí. En una de sus incursiones, en 930, ocuparon La Meca y se llevaron la Piedra Negra; está sería restituida, tras el pago de una suma, en el año 951. Vid..E.I., II, 624.
36 Todo este párrafo acerca de la Piedra Negra ha sido calcado y reproducido en la relación de Ibn Battuta, si bien de forma salteada.
37 Antiguo lugar de reunión de los jefes quraysíes. Vid. E.I1. I, 942.
38 Es piadoso copiar un libro frente a la Ka’ba. Se solía copiar siguiendo algún antiguo manuscrito custodiado en el haram. Vid. E.I1., III, 400 y ver debajo del sello de la biblioteca.
39 Dos siglos más tarde, cuando pase Ibn Battuta, la kiswa será de seda negra con letras bordadas en blanco.
40 Nombre del séptimo mes del calendario islámico. En época preislámica era mes sagrado y durante el cual se establecía una tregua sagrada, posibilitando con ello la peregrinación o visita a los santos lugares.
41 Una rak'a es un conjunto de movimientos que efectúa el creyente acompañándolos de determinadas oraciones o jaculatorias. Sus partes son: 1- posición inicial, de pie; 2- recitación; 3- inclinación profunda, poniendo las maños sobre las rodillas; 4- posición vertical, con las maños a la altura de los oídos, palmas hacia adelante; 5 -prosternación; o posición entre arrodillado y sentado sobre los talones; 7 -prosternación final.
42 Corán, 15.46. Todo este pasaje, por otra parte, es copiado y resumido por Ibn Battuta.
43 Lit.: «que no se ha visto más bello espectáculo que ello».
44 Furay, literalmente: «espacios».
42 Corán, 15.46. Todo este pasaje, por otra parte, es copiado y resumido por Ibn Battuta.
43 Lit.: «que no se ha visto más bello espectáculo que ello».
44 Furay, literalmente: «espacios».
45 Plural de jatib.
46 Lit.: «en un sola lengua».
47 Para la identificación de personas, cuando no exista nota aclaratoria, remitirse al índice correspondiente.
48 Todo lo referente al jatib y la jutba está plagiado en la relación de Ibn Battuta.
49 Segun R. Dozy se trataría de un término utilizado solamente en el Magreb y en Al-Andalus, hacía referencia a una especie de toca ancha de un palmo y de longitud suficiente como para dar cinco o seis vueltas a la cabeza. Vid. vetements, p. 380-382.
50 Jadiya, primera mujer del Profeta, creería enseguida en la misión profética de éste.
51 Esto nos ilustra acerca del inmenso respeto que se ha tenido en todo tiempo por los materiales de la Ka’ba y también del haram.
52 Ibn Yubayr utilizó en la redacción de su rihia datos de autores anteriores, especialmente de Al-Azraqi, cuya obra como vemos menciona sin ocultarlo.
53 EI texto aquí, a más de estar corrupto. comporta una laguna.
54 Secta si-i moderada bastante próxima al sunnismo en el sentido de no adoptar doctrinas heterodoxas sobre las cualidades del imam. Toma su nombre de Zayd nieto de Husayn hijo de 'Ali. EI zaydismo enraizaría en el siglo X en el Yemen donde se ha mantenido hasta hoy.
55 Rafidíes, propiamente los «que rechazan (a los tres primeros califas que
precedieron a 'Ali como ilegales)». Miembros de una rama intransigente de
la si'a. Ibn Yubayr por lo general trata a los si'ies de rafidies, lo sean o no.
56 Esto es, del fundador de la escuela, Abu 'Abd Allah as-Safi'i (m. 204/820).
57 La oración del magrib, efectivamente, se puede realizar desde la puesta del sol hasta el momento en que desaparecen las últimas tintas rosadas del horizonte.
58 La segunda llamada a oración.
59 Fórmula de alabanza a Dios en la que se dice: Allahu Akbar, «Dios es
más grande».
60 O sea, que el creyente de un rito podía equivocarse y efectuar el rezo
con un imán de otro rito. EI rito o, mejor aún, la escuela jurídica hanafi es
la más extendida entre los musulmanes sunníes u ortodoxos, de ahí que también lo sea entre los pueblos musulmanes no arábigos.
61 Del fundador de la escuela, Malik b. Anas (m. 179/795).
62 Según la explicación de Schiaparelli (nota 45), que toma del Supplément
de Dozy, esto hace referencia al oratorio, recinto o cerco de piedras con un
mihrab que marca la dirección de La Meca preparado para la oración del
viajero o transeúnte, en la cercanía de un pozo o de algún sitio provisto de
recipientes llenos de agua para las abluciones.
63 Del fundador de la escuela Abu Hanifa (m. 150/767).
64 Del fundador de esa escuela jurídica Ahmad b. Hanbal (m. 241/855).
65 Establezco diferencia para evitar confusiones entre imán («encargado de dirigir la oración entre los musulmanes») e imam, palabra que transliteramos del árabe para aludir a jefes o fundadores de escuelas jurídicas, a sabios en materia religiosa o a los propios califas.
66 La carrera ritual que los peregrinos realizan entre as-Safa y al-Marwa, que son dos pequeñas elevaciones en La Meca, separadas por poco más de 400 metros. El peregrino recorre ese trayecto siete veces, siguiendo el rito establecido, en recuerdo, según la tradición, de las carreras que Agar hizo en busca de agua para su hijo Ismael.
67 Corán 2.158.
68 Publicados por Wüstenfeld.
69 Corán 54.1.
70 Todos estos párrafos acerca del monte Abu Qubays, de la tumba de Adán y del suceso de la luna están copiados, siguiendo ese orden, en la relación de Ibn Battuta.
71 Corán 14.37.

Ibn Battūta [4] nació en Tánger en 1304 y murió en Marruecos en 1377. En 1325 fue a la Mecca, donde residió tres años (1327-1330). Peregrinó tres veces a la Ka’ba, en 1326, 1327 y 1331. La descripción de la Ka’ba está tomada de Ibn Ŷubayr, pero con considerables arreglos y algunas revisiones, lo que prueba que se habían efectuado cambios en el santuario. La descripción es como sigue:


[LA MECA]

Así llegamos, de mañana, a la ciudad digna de confianza, La Meca -Dios el Altísimo la honre- y nos encaminamos al santuario divino, habitáculo de su amigo Abraham y lugar en que comenzó su misión Mahoma [Muhammad] el Elegido. Entramos en el noble templo -al que cualquiera que acceda está en seguro- por la puerta de los Banu Sayba y contemplamos la sacrosanta Ka‘ba, cuya grandeza Dios, acreciente. Es como una novia resplandeciente sobre un trono majestuoso, meciéndose en los mantos de su belleza, envuelta en los peregrinos del Señor, es el paso hacia el Edén. Hicimos las circunvoluciones de la llegada, abrazamos la Bendita Piedra, rezamos dos rak‘as en el maqam [estación] de Abraham y nos asimos a los velos de la Ka‘ba, junto al Multazam, sitio entre la puerta y la Piedra Negra, donde son acogidas las plegarias. Bebimos agua de la fuente Zamzam y al hacerlo se comprueba su excelencia ya expresada por el Profeta.
Corrimos entre as-Safa y Marwa y paramos en una casa cercana a la puerta de Abraham. Gracias a Dios que nos honró permitiéndonos estar en tal sitio y nos incluyó entre quienes recibieron la
llamada de Abraham, regocijando nuestros ojos con la contemplación de la ilustre Ka‘ba, de la santísima mezquita, de la venerada Piedra de la fuente Zamzam y del muro al-Hatim.
Entre los portentos que Dios hizo se cuenta haber grabado en los corazones humanos el deseo de acudir a estos sagrados santuarios y el ardiente anhelo de hallarse en sus augustos lugares.
Insufló en los corazones un amor poderoso hacia ellos, pues nadie pasa por aquí sin quedar prendado de todo corazón, ni marcha sin tristeza por deber partir, apenado por alejarse, rebosante de afecto y con la intención de repetir la visita. Esta tierra bendita es el objeto de los ojos y el amor por ella colma los corazones a consecuencia de la inmensa sabiduría de Dios acorde con la invocación de Abraham. El anhelo hace próximos tales lugares aunque estén lejanos y los representa, bien que sean ausentes. Cuantas penalidades topa y soporta el peregrino se allanan por su fe. ¡Y cuantos enfermos han encontrado la muerte en la búsqueda de estos lugares sagrados o se han extraviado en el camino! Una vez que Dios allí reúne a sus visitantes, se muestran contentos y exultantes de gozo como si no hubieran probado amarguras, calamidades ni desgracias. Es un mandato divino, una obra del Señor, una prueba sin mestura de dudas, despojada de toda oscuridad, libre de cualquier falsía. Honra inmensa para el alma de los avisados y reposo para la preocupación de los cavilosos. Aquel a quien Dios obsequia permitiéndole llegar a tales sitios y personarse en esa explanada, desde luego que recibe la mayor de las gracias, al otorgarle la posesión de lo mejor de las dos mansiones, esta del mundo y la otra. Por tanto, debe multiplicar su agradecimiento por la merced recibida y reconocer a perpetuidad lo que se le ha concedido. Que Dios el Altísimo nos sitúe entre aquellos cuya visita le es grata, cuyo negocio en su procura ha prosperado, cuyos actos se escriben en la senda de Dios y cuyos yerros han sido enjugados por el arrepentimiento, en Su largueza y Su generosidad.

Descripción de la ilustre ciudad de La Meca

Es una gran ciudad, de construcciones apiñadas, rectángulo en la hoz de un valle rodeado de montañas, de modo que el viajero no la vislumbra hasta la llegada misma. Las alturas circundantes no son muy elevadas. Entre ellas se cuentan los dos Ajsab, una la montaña de Abu Qubays, al sur, y otra la de Qu‘ayqi‘an a su lado [79]. Al norte se halla la Montaña Roja. Junto a Abu Qubays están los estrechamientos grandes y pequeños, que son dos gargantas. Además está al-Jandama, monte que se mencionará luego. Todos los emplazamientos para sacrificios y ofrendas comprendidos en el rito de la peregrinación (como Mina, ‘Arafa y al-Muzdalifa) se encuentran al este de La Meca.
La ciudad dispone de tres puertas, a saber: la de al-Ma‘la, en la parte alta; la puerta de as-Subayka en lo más bajo, también llamada Babaz-Zahir y Bab al-‘Umra, orientada a poniente y por donde entran los peregrinos procedentes de Medina, Egipto, Siria y Yudda, por ella se sale al tan‘im, lo que se relatará más adelante; y la puerta de al-Masfal, al sur, que es por donde entró Jalid b. al-Walid el día en que se tomó La Meca.
La Meca –tal como Dios reveló en el Sagrado Libro repitiendo las palabras de su profeta Abraham– está en un valle yermo. Sin embargo, la impetración bendita de Abraham le dio ventaja [sobre otras]. A ella se trae cuanto hay de bueno, así como frutos de todo género. Allí he comido uvas, higos, melocotones y dátiles sin parejo en el mundo entero. Los melones que se llevan a La Meca no tienen igual, tanto en aroma como en dulzura. Las carnes son manteca y deliciosas de comer. Todas las mercancías repartidas por los países del mundo vienen aquí a juntarse. De Ta’if, de Wadi Najla y de Batn Marr se traen frutas y verduras, por bondad de Dios para con los habitantes de su recinto inviolable y seguro y con los residentes en su antiguo templo.

Descripción de la Mezquita Sagrada

Está en el centro de la población. Anchurosa, su longitud de este a oeste excede los cuatrocientos codos, según refiere al Azraqi. Y casi otro tanto tiene de ancho. La grandiosa Ka‘ba está en el centro. Contemplarla y recrear en ella la vista es tan maravilloso y bello que la lengua no es capaz de describir su extraordinaria hermosura. No hay relación posible que abarque la totalidad de tal perfección. La altura de sus muros es de casi veinte codos. El techo descansa en largas columnas alineadas en tres hileras, de la más acabada y bonita factura. Las tres naves están dispuestas con un orden portentoso, de suerte que parecen una sola. Los pilares de mármol son cuatrocientos noventa y uno. Eso sin contar los de yeso que hay en la Sede de la reunión, aneja al santo recinto y que penetra en la nave norte, por frente del maqam de Abraham, en el ángulo queda hacia el Iraq. Por esa nave se accede a su patio, que esta inmediato. A lo largo de la misma nave hay adosados al muro bancos coronados por arcos voladizos. Allí se sientan los maestros de lectura del Corán, los copistas y cosedores. En la pared de la nave de enfrente hay bancos semejantes. Las otras naves también tienen bancos adosados a las paredes, pero sin arquerías. Cerca de la puerta de Abraham hay una entrada por la nave occidental que tiene columnas de yeso.
El califa al-Mahdi M. b. Abu Ya‘far al-Mansur dejó generosas huellas ampliando la sacrosanta mezquita y reforzando su construcción. Efectivamente, en lo alto del muro oeste puede leerse: «El siervo de Dios al-Mahdi, príncipe de los creyentes, a quien Dios socorra, mandó ensanchar la mezquita venerable en pro de los peregrinos que visitan la casa de Dios. La construcción se hizo el año ciento sesenta y siete [783-784 de J.C]».

La santísima e ilustre Ka‘ba (que Dios acreciente en honra y grandeza)

Está colocada en medio de la mezquita. Es una edificación cuadrada cuya altura por tres lados es de veintiocho codos y por el cuarto de veintinueve, que es el que se halla entre la Piedra Negra y la esquina del Yemen. La anchura del lado, entre el ángulo del Iraq y la Piedra Negra, es de cincuenta y cuatro codos. Y la misma en la cara opuesta, es decir, desde el rincón del Yemen hasta el de Siria. La longitud del flanco que va del ángulo del Iraq al de Siria, en el interior del hiyr [muro del noroeste], es de cuarenta y ocho palmos, como lo es también en el lado contrario: de la esquina de Siria a la del Iraq
[80]. Pero el exterior del hiyr mide ciento veinte palmos y las vueltas se hacen por fuera del hiyr. La Ka‘ba está construida con sólidas piedras oscuras, encajadas del modo más portentoso, mejor construido y bello. Los tiempos no le afectan y los días no le hacen mella alguna.
La puerta de la adorada Ka‘ba se encuentra en la fachada existente entre el ángulo del Iraq y la Piedra Negra. Desde esta última a la entrada hay una decena de palmos y es el lugar denominado al-Multazam, donde las preces son atendidas. El umbral está a una altura de once palmos y medio, la anchura del vano es de ocho y se alza en otros trece. El grosor del muro que la envuelve es de cinco palmos, recubierto con planchas de plata maravillosamente labradas. También las dos jambas y el dintel están revestidos de láminas de plata. Asimismo, pueden verse dos enormes garfios con un candado por arriba. La augusta puerta se franquea los viernes, después de la oración colectiva. También se abre el aniversario del nacimiento del Enviado. Al abrirse actúan como sigue: colocan una escala semejante a un almimbar, con peldaños y soportes de madera en que se adaptan cuatro ruedas sobre las cuales discurre el artilugio. Una vez esté arrimado a la pared de la sagrada Ka‘ba, su escalón superior queda al nivel del umbral y entonces asciende el patriarca de los Banu Sayba con la egregia llave en la mano. También suben los custodios, toman el lienzo que cela la puerta de la Ka‘ba, conocido por al-burqu‘ [el velo] [81], en tanto su jefe abre la puerta. Una vez abierta, besa el noble umbral, entra solo en el santuario y cierra la hoja. Así permanece el tiempo de una oración de dos rak‘as. Luego penetra el resto de los saybies, que también cierran la puerta tras sí y cumplen su plegaria. A continuación se franquea la puerta, momento en que la multitud se apresura a entrar, pero antes, mientras se desarrollan las maniobras descritas, permanecen fijos en la noble puerta con la vista baja y el corazón contrito, con las palmas tendidas hacia Dios el Altísimo. Una vez se abre la hoja ensalzan al Señor, y claman: «Gran Dios, ábrenos las puertas de tu misericordia y perdón, apiádate de los misericordiosos».
El interior de la sagrada Ka‘ba está enlosado de mármol veteado, el mismo que recubre sus paredes. En medio de la esclarecida Ka‘ba hay tres columnas, largas en demasía, de madera de teca, separadas por una distancia de cuatro pasos. La central está frente al lado que limitan los ángulos del Iraq y Siria.
Los cortinajes de la noble Ka‘ba son de seda negra, con letras bordadas en blanco. Destellan luz y brillo enormes y revisten el edificio entero desde arriba hasta el suelo.
Entre los portentosos
prodigios que se dan en la venerada Ka‘ba está que, al abrirse la puerta, el santuario rebosa de gentes que sólo puede contar Dios, creador y proveedor. Entran todos sin que el lugar sea angosto para ellos. Otra maravilla es el tener siempre alguien cumpliendo las circunvalaciones, tanto de noche como de día: nadie recuerda haberla visto jamás sin algún fiel girando en su torno. También es portento que las palomas –numerosísimas en La Meca-y las otras aves nunca se posen sobre ella, ni la sobrevuelen. Puede verse a las palomas planeando sobre la mezquita toda, pero al enfilar hacia la noble Ka‘ba se desvían de medio lado y tampoco vuelan por encima. Se dice que no se posa ninguna de no estar enferma y entonces, o bien al punto muere, o sana de su mal. ¡Gracias a Dios que la distinguió honrándola y ennobleciéndola y acordándole dignidad y grandeza!

El desagüe bendito

En lo alto de la fachada que se alza sobre
el hiyr hay un caño de oro, ancho de un palmo, sobresaliendo dos codos aproximadamente. Se cree que debajo de él se halla el lugar donde se reciben las plegarias, allí está la tumba de Ismael, cubierta con una lápida de mármol verde, alargada a modo de mihrab y junto a otra redonda. Ambas tienen un palmo y medio de ancho, más o menos, y son de peregrina forma y hermoso aspecto. Al lado de este sepulcro, contiguo a la esquina del Iraq, está el de su madre Hayar [Agar]. Este último se conoce por una plancha circular de mármol verde, de palmo y medio de diámetro. Las tumbas están a siete palmos una de otra.

La Piedra Negra

Está a una altura de siete palmos sobre el suelo, de suerte que el hombre alto, para besarla, se ha de inclinar y el de corta talla debe empinarse. Está encastrada en el ángulo oriental. Mide dos tercios de palmo de anchura y uno de largo. Perfectamente engastada en el muro, no se sabe cuánto penetra en la esquina. Se compone de cuatro fragmentos juntos. Cuentan que el Cármata –Dios lo maldiga- es quien la partió, aunque también dicen que la rompió otro, golpeándola con una maza. El pueblo se lanzó contra él a darle muerte y con tal motivo perecieron varios magrebíes. Las caras de la piedra se han afianzado por medio de una abrazadera de plata que resplandece sobre la negrura de la noble piedra. Los ojos se encandilan ante hermosura tan señalada. Quien besa la Piedra experimenta un goce que es disfrute de la boca y quisiera seguir besándola ya siempre. Es una virtud que posee y un favor divino recibido. Basten las palabras del Enviado al respecto: «Es la diestra de Dios en este mundo». ¡Que Dios nos sea propicio para poderla estrechar y palpar y haga llegar hasta ella a todos quienes lo desean fervientemente!
En el trozo intacto de la Piedra Negra, hacia la derecha de quien la abraza, hay un pequeño punto blanco y brillante, a manera de lunar en esta resplandeciente superficie. Puedes ver a los fieles una vez cumplidas las vueltas, cayendo unos encima de otros en montonera al tratar de besarla. Es raro acertar a realizarlo si no es tras enormes apreturas. Del mismo modo acaece para entrar en la sagrada casa.
En la Piedra Negra se halla el punto de partida de las procesiones de circunvalación y es el primer ángulo que se topa quien gira. Una vez ha abrazado la Piedra recula un poco, dejando la ilustre Ka‘ba a su izquierda y se pone a dar vueltas encontrando primero la esquina del Iraq, al norte; luego la de Siria, al oeste; finalmente la del Yemen, al sur, para retornar a la Piedra Negra, es decir hacia el oriente.

Descripción del ilustre maqam
[82]

Existe entre la puerta de la Ka‘ba y el rincón del Iraq, un espacio de doce palmos de largo por seis de ancho aproximadamente y cuya altura son unos dos palmos. Es el sitio donde puso su huella Abraham. Más adelante el Profeta lo trasladó al emplazamiento actual donde sirve como oratorio. Tiene forma semejante a un pilón: en el se vierte el agua desde la egregia Casa cuando es lavada. Es un sitio bendito donde se agolpan las gentes para rezar. El lugar del distinguido maqam está frente al espacio existente entre la esquina del Iraq y la noble puerta pero más próximo a ésta. Sobre el se alza una cúpula bajo la cual hay un enrejado de hierro tan poco separado del ilustre maqam que quien introduce la mano a través de los barrotes puede tocar el arca con los dedos. El enrejado está cerrado, pero más allá se alcanza a ver un estrecho lugar que fue destinado a oratorio para hacer una plegaria de dos rak‘as, después de las circunvoluciones.
En el Sahih se indica que el Enviado al entrar en el santuario vino a la Ka‘ba, dio siete vueltas, luego se acercó al maqam y rezó. Así lo convirtieron en oratorio. Mahoma hizo, por detrás de él, una oración de dos rak‘as. Por eso, tras el maqam, en el muro, se halla el oratorio del imán del rito safi‘i.

Descripción del hiyr y de la explanada de las circunvoluciones

La circunferencia del muro del hiyr mide veintinueve pasos, es decir, noventa y cuatro palmos, por el interior del círculo. Es de un mármol maravilloso, veteado, perfectamente engastado, alto de cinco palmos y medio y grueso de cuatro y medio. El interior del hiyr está pavimentado con losas marmóreas, dispuestas de modo portentoso y sólido. La distancia entre la pared de la santísima Ka‘ba, bajo el desagüe, y el trozo del muro del hiyr que le cae enfrente, en línea recta, es de cuarenta palmos. El hiyr tiene dos entradas, una por la esquina iraquí, cuya anchura es de seis codos. Es el espacio que los qurayiies dejaron fuera de la Ka‘ba, al edificarla, como señalan las tradiciones dignas de fe. La otra entrada está por el ángulo de Siria, también de seis codos. Están separadas ambas aberturas por cuarenta y ocho palmos.
La explanada de las procesiones está enlosada con piedras negras, bien trabadas, que se extienden desde el santuario a una distancia de nueve pasos, menos en la fachada frontera al noble maqam, donde se prolongan hasta envolverlo por todos lados. El resto del sagrado recinto, así como las naves, está recubierto de arena blanca. El lugar para los giros de las mujeres está situado al final, del pavimento de piedra.

Del bendito pozo Zamzam

La cúpula del pozo Zamzam se halla ante la Piedra Negra, separadas por una distancia de veinticuatro pasos. El ilustre maqam que da a la derecha de la bóveda, a diez pasos. El interior de la cúpula está recubierto con mármol blanco. El brocal del bendito pozo se halla en el medio, bajo la bóveda, más bien hacia el muro de la Ka‘ba, que está enfrente. Es de un mármol maravillosamente dispuesto y en gastado en plomo. Mide cuarenta palmos de circunferencia y cuatro y medio de alto. La profundidad del pozo es de once brazas. Cuentan que su agua crece siempre en la noche del jueves al viernes. La puerta de este templete se halla en el lado oriental, por dentro hay una pila cuya anchura y profundidades de un palmo, levantada a una altura de cinco sobre el suelo. Se llena de agua para las abluciones. Circunda a esta pileta una banca circular donde se sientan los fieles a purificarse.
A continuación de la bóveda de Zamzam está la de la Bebida, atribuida a ‘Abbas, cuya puerta da al norte. Ahora se le trae agua de Zamzam, en cantarillos que llaman dawariq [jarros], cada jarro con una sola asa. Se dejan aquí para refrescar el agua que las gentes beben. En el mismo lugar se atesoran las nobles copias del Corán y los otros libros propiedad del augusto santuario. Hay un almacén que contiene un cofre plano de grandes dimensiones donde se guarda una copia del noble Corán de puño y letra de Zayd b. Tabit, copiada dieciocho años después del fallecimiento del Enviado. Los mequíes cuando sufren sequías o cualquier otra desgracia sacan este ilustre ejemplar, abren la puerta de la Ka‘ba y lo ponen en su venerado umbral. Y junto al maqam de Abraham. Las gentes se congregan, descubiertas las cabezas, implorando, humildes, la gracia de Dios por medio de la intercesión del Santo Libro y del noble maqam y no se desvían de allí hasta que Dios les socorre compadecido y les cubre con su bondad.
A continuación de la cúpula de ‘Abbas sigue, torciendo un poco la conocida por cúpula de la judía.

Relación de las puertas de la inviolable mezquita y de los ilustres santuarios que la circundan

Las entradas de la sacrosanta mezquita son diecinueve, la mayor parte de las cuales se abren a su vez a otras muchas puertas.
Hay que citar:
Bab as Safa, abierta a otras cinco puertas. Antiguamente era conocida como Bab Banu Majzum. Es la mayor de la mezquita, por ella se sale al Mas‘a [arteria principal de la ciudad]. Quien llega a La Meca gusta de acceder a la santísima mezquita por la puerta de los Banu Sayba y salir, una vez cumplidas las circunvoluciones, por Bab as Safa, emprendiendo la marcha entre las dos columnas que erigiera el príncipe de los creyentes al-Mahdi para mostrar el camino que siguiera el Enviado hacia Safa.
Bab Ayyad [de los pequeños collados], que a su vez da a otras dos puertas.
Bab al-Jayyitin [de los alfayates], abierta a otras dos.
Bab al-‘Abbas, abierta a otras tres.
Bab an-Nabi [del Profeta], que se abre a dos más.
Bab Banu Sayba, en la esquina del muro oriental, al noreste, por frente de la entrada de la nobilísima Ka‘ba, a la izquierda. Da a otras tres puertas. Es la de los Banu ‘Abd as-Sams y por ella entraban los califas.
Una puertecita frontera a la de los Banu Sayba que carece de nombre. Sin embargo, se dice que recibe la denominación de Bab ar-Ribat [del cenobio] por ser la puerta de acceso al Cenobio del Loto.
Bab an-Nadwa [de la asamblea], denominación que se aplica a tres puertas, dos de ellas alineadas y la tercera en el rincón occidental de la sede de asambleas, transformada en mezquita aneja al sagrado recinto y situada por frente del caño.
Una puertecita que se practicó lleva a la casa de ‘Ayala.
Bab as-Sidra [del loco], que es sólo una.
Bab al-‘Umra, también única y una de las más hermosas del sagrado lugar.
Bab Ibrahim [Abraham], igualmente una sola. El vulgo discrepa en la causa de este nombre: hay quien lo atribuye a Abraham, pero lo cierto es que se debe a Ibrahim al-Juzi, un persa.
Bab al-Hazwara, que da a otras dos.
Bab Ayyad [de los grandes collados], abierta a dos más.
Otra con la misma denominación de la anterior, o de los collados. Da a otros dos arcos.
Una tercera, también dicha de los collados que conduce a dos puertas y cae muy cerca de Bab as-Safa. Hay quienes llaman de los harineros a dos puertas de las cuatro dichas de los collados.
En la sacrosanta mezquita hay cinco alminares: uno en la esquina de Abu Qubays, próximo a Bab as-Safi; otro en la esquina de la puerta de los Banu Sayba; otro, junto a Bab an-Nadwa; un cuarto, en el ángulo de Bab as-Sidra y el quinto en la esquina de los Collados.
Cerca de Bab al-‘Umra existe una escuela erigida por el venerable sultán Yusuf b. Rasul, rey del Yemen conocido por el Victorioso [Muzaffar] y de quien toman su nombre los dirhams muzaffaries en el Yemen. También se encargaba del revestimiento exterior de la Ka‘ba hasta que al-Malik al-Mansur Qalawun le suplantó en tal cometido.
Según se sale por Bab Ibrahim, se encuentra una gran zagüía donde reside el imán maliki, el probo Abu ‘Abdallah M .b. ‘Abd ar-Rahman llamado Jalil. Por cima de la puerta mencionada hay una enorme cúpula, demasiado alta, en cuyo interior se realizaron indescriptibles decoraciones en yeso de peregrina belleza. Delante de esta puerta, entrando, a la derecha, solía sentarse el piadoso jeque Yalil ad-Din M. b. Ahmad al-Aqsahiri. Por fuera de Bab Ibrahim hay un pozo que lleva el mismo nombre de esta puerta y muy cerca está la residencia del pío jeque Daniel el Persa por cuyo intermedio afluían a La Meca las limosnas del Iraq en tiempos del sultán Abu Sa‘id. También en las proximidades se halla la casa de beneficencia de al-Muwaffaq, una de las mejores y en la cual residí durante mi estancia en La Meca santísima. Por entonces se encontraban allí el piadoso jeque Abu ‘Abdallah az-Zuwawi el Magrebí y el devoto jeque at-Tayyar Sa‘ada tal-Yawwani. Cierto día este último se retiró a su habitación, tras la oración de al-‘asr y se le encontró prosternado, como si rezase, mirando hacia la Ka‘ba santa, pero muerto, aunque no se le conociera anteriormente mal alguno. Habitó aquí también el pío jeque sirio Sams ad-Din M. durante casi cuarenta años. Y el probo jeque Su‘ayb el Magrebí, hombre devotísimo y ascético: en una ocasión entré a verle en su celda sin que mis ojos alcanzaran a divisar nada más que una estera y como yo me refiriera a tal circunstancia me contesto: «Guárdame el secreto de lo que has visto».
En torno al venerado y santo recinto son numerosas las viviendas con miradores y azoteas por las que se puede acceder a las terrazas de la mezquita sagrada. Sus dueños están permanentemente contemplando la augusta Casa. También hay casas con puertas que conducen directamente al templo, así la casa de Zubayda, esposa del Príncipe de los Creyentes, Rasid; la de ‘Ayala; la de as-Saribi y otras más.
Entre los ilustres santuarios próximos a la mezquita santa hay que citar el domo de la divina revelación situado en la casa de Jadiya, madre de los creyentes, cerca de la puerta del Profeta [Bab an-Nabi]. En la misma mezquita hay una pequeña bóveda en el lugar donde nació Fátima. También en los aledaños está la Casa de Abu Bakr el Verídico y frente a ella existe un muro bendito en él hay una santa piedra cuyo canto sobresale de las otras y las gentes lo abrazan, pues se cuenta que esta piedra saludaba al Profeta. Así se recuerda como un día el Enviado vino en cierta ocasión a Casa de Abu Bark el Verídico, que estaba ausente, y como Mahoma lo llamara habló la piedra: «Enviado de Dios, no está en casa».

Descripción de Safa y Marwa

Desde la puerta de Safa –una de las de la mezquita sagrada– hasta el montículo de Safa hay setenta y seis pasos y la extensión de éste es de diecisiete. Tiene catorce escalones, el cimero de los cuales es a modo de banco. Safa y Marwa están separadas por cuatrocientos noventa y tres pasos repartidos como sigue: desde Safa al primer jalón verde, noventa y tres; desde éste a los dos mojones verdes, setenta y cinco, y de los dos jalones a Marwa, trescientos veinticinco. En Marwa hay cinco escalones y un solo arco amplísimo. La extensión de Marwa es de diecisiete pasos. El jalón verde es una columnata de ese color adosada a la esquina del alminar oriental de la mezquita, a la izquierda, según se sale hacia Marwa. Los dos mojones son un par de pilares verdes por frente de la puerta de ‘Ali, una de las de la mezquita, colocados a ambos lados de la mencionada puerta. Entre el primer mojón y los segundos tiene lugar la carrera [ramal] yendo y viniendo. De Safa a Marwa hay un cauce de agua donde se monta un gran zoco para venta de granos, carnes, manteca, dátiles y otras frutas. Quienes corren entre ambos puntos casi no aciertan a cumplir su propósito a causa de las apreturas del gentío en torno a las tiendas de los comerciantes. En La Meca no se dispone ningún otro mercado aparte de éste, excepción hecha de los perfumistas y vendedores de telas que hay cabe la puerta de los Banu Sayba.
Entre ambos lugares se halla la casa de ‘Abbas, que actualmente es una rábida donde residen los servidores del templo. Fue construida por al-Malik an-Nasir, quien también edificó una casa para abluciones entre Safa y Marwa el año728 [1327-8 de J.C.], dotándole de dos puertas, la una abierta al zoco antedicho y la otra al de los drogueros. Al lado está la residencia de quienes se ocupan de su mantenimiento. Estas obras fueron dirigidas por el emir ‘Ala’ ad-Din b. Hilal. A la derecha de Marwa se halla la mansión del emir de La Meca, Sayf ad-Din ‘Utayfa b. Abu Numayy al que citaremos más adelante.

Del bendito cementerio

El cementerio de La Meca se encuentra extramuros de Bab al-Ma‘la. Es conocido como al-Hayun
[83]. A él se refirió al-Harit b.
Mudad al-Yurhumi en sus versos [metro tawil]:

Como si nadie hubiera entre Hayun y Safa,
ni trasnochadores velasen en La Meca.
¡Ah, malhaya! Nosotros, sus moradores: nos perdieron
las tornas del destino y una suerte adversa.

En esta almacabra reposan muchísimos de los compañeros y discípulos del Nabi –tanto coetáneos como de la inmediata posteridad–: ulemas, hombres piadosos y otros santos, pero los sepulcros están deteriorados hasta el punto de haber olvidado los mequíes a quien pertenece cada uno y sólo se sabe de algunos. Este es el caso de la tumba de la madre de los creyentes y auxilio del mejor de los Enviados, Jadiya bint Juwaylid, madre de los hijos del Profeta –a excepción de Ibrahim– y abuela de los dos esclarecidos nietos [Hasan y Husayn]. No lejos está el enterramiento del califa y Príncipe de los Creyentes Abu Ya‘far al-Mansur ‘Abdallah b. M. ‘Ali b. ‘Abdallah b. al-‘Abbas.
También en este cementerio está el sitio en que fue crucificado ‘Abdallah b. az-Zubayr. Había allí un edificio que arrasaron las gentes de Ta’if encolerizadas por la maldición que alcanzó a su paisano al-Hayyay el exterminador. A la derecha de quien mira hacia el cementerio quedan los restos de una mezquita, en la cual se dice que los genios rindieron pleitesía al Enviado. Cerca de esta almacabra está la senda para subir al monte ‘Arafat, así como la ruta que conduce a Ta’if y al Iraq.

Relación de algunos santuarios extramuros de la ciudad

Hay que citar:
Al-Hayun, ya mencionado. Se
cuenta que ese es el nombre del monte que domina el cementerio.
Al-Muhasaab, o también dicho Al-Abtah. Está junto a la referida necrópolis. Allí se encuentra el talud de los Banu Kinana donde descendió el Enviado de Dios.
Du Tuwan, un valle que baja hasta las tumbas de los emigrados
[84] en Hashas, por bajo de la cuesta de Kada’. Por aquí se sale hacia los mojones puestos para indicar la divisoria entre el territorio lícito y el inviolable [85]. Cuando ‘Abdallah b. ‘Umar venía a La Meca pernoctaba en Du Tuwan, hacia las abluciones y amanecía en la ciudad. Se dice que el Nabi hizo otro tanto.
El repecho de Kudan, en lo alto de La Meca. Por ese sitio entró el Enviado en su postrer peregrinación.

[79] Error geográfico: una está al este y la otra al oeste de La Meca.
[80] Es un error. Debería decir «del ángulo del Yemen a la Piedra Negra».
[81] La lectura que propone D.S. (barqa‘) no está registrada por los diccionarios que, por el contrario, vocalizan burqu‘, es decir, la forma corriente en Egipto, v. g. Por otra parte, la edición de Beirut (p.134) vocaliza también burqu‘.
[82] Vid. el artículo Ka‘ba en Eneyclopédie de l'lslam. Por A.J. Wensinck y J. Jomier, Leiden-Paris. 1974; y también Muhammad Shafi: A description of the two sanctuaries of Islam, by Ibn‘Abd Rabbihi en A volume of oriental studies presented to Edward G. Brown (p.416-438), Philo press, Amsterdam. Reprinted 1973.
[83] Nombre de la montaña en que está el cementerio.
[84] Discípulos de Mahoma que hubieron de emigrar para librarse de la persecución.
[85] Referencia a la prohibición vigente para los no musulmanes de traspasar estos límites.

Ali Bey [5] es un musulmán español que visitó la Ka’ba a comienzos del s. XIX. Describe la Ka’ba en los siguientes términos:


Descripción de El Haràm o templo de la Meca. - La Kaaba o casa de Dios. - El Makam lbrahim. - El Bir Zemzem. - El Beb·es-Selem. - El Monbar. - Lugares de las oraciones. - Pilares de bronce y lámparas. - Calzudas. - Palomas. - Las dos cobbas. - Patio. - Galerías. - Puertas. – Saffa y Merua. - Empleados del templo

EMPIEZO por la descripción del templo de La Meca, como que es el objeto principal; pasaré luego a la de la ciudad y del país.
El templo de La Meca es conocido por los musulmanes con el nombre de El Haràm o templo por excelencia.
Compónese de la casa de Dios (Bèït Allah), llamada también la Kaaba; del pozo de Zemzem (Bir Zemzem); de la cobba o lugar de Abraham (Makam Ibrahim); de los lugares de oración de los cuatro ritos ortodoxos (Makam Hhaneffi, Makam Schaffi; Makam Maleki y Makam Hhanbeli); otras dos cobbas o capillas (El Cobbataïn); de un arco aislado, en forma de arco triunfal, inmediato al lugar de Abraham y llamado Beb-es-Selém; de El Monbar o tribuna para el predicador de los viernes; de la escalera de madera (daurch) que sirve para subir al salón de la casa de Dios; de un inmenso patio o plaza rodeado de tres ordenes de arcos; de otros dos mas pequeños igualmente rodeados de pórticos; de diecinueve puertas y siete minaretos, cinco de los cuales son adherentes al edificio los otros dos colocados fuera del recinto entre las casas vecinas. Daré una descripción detallada de cada parte del templo.

La Kaaba

La Kaaba, llamada también Bèït Allah o casa de Dios, es una torre cuadrilátera, cuyos lados y ángulos son desiguales, de modo que forma su planta un verdadero trapecio. No obstante, la grandeza del edificio y la tela negra que lo cubre hacen desaparecer esta irregularidad, y le dan la apariencia de un cuadrado perfecto. Yo mismo pade esta ilusión a primera vista; más bien pronto me desengañé.
Tenía yo el mayor interés en poder dar a conocer exactamente las proporciones de dicho templo; mas como medirla sin chocar con las preocupaciones de la gente de mi religión. Solo a fuerza de medidas parciales y aproximaciones es como he obtenido algún resultado; el cual si no es de precisión matemática, tiene a lo menos una exactitud tan palpable, que puedo responder del error de un pie en mis cálculos.
El edificio no se halla orientado hacia alguno de los puntos cardinales. Sin embargo, se cree generalmente que el ángulo de la piedra negra está exactamente colocado hacia el E.
He aquí, según mis observaciones, la situación y proporciones de la Kaaba.
Es una especie de cubo trapecio, construido o revestido de piedras sillares cuadradas, pero sin pulir, de roca de cuarzo, chorlo y mica, y sacadas de las montañas vecinas. La cara donde está la puerta, y que forma, uno de los dos del ángulo de la piedra negra, mira al NE. 10° ½ E. Su longitud es de 37 pies 2 pulgadas 6 líneas, medida de Francia.
La frente, que forma el otro lado del ángulo de la piedra negra, mira a1 SE. 15° S.: su longitud 31 pies 7 pulgadas.
El lado opuesto a la puerta está frente al SO. 11º ½ O.; y su longitud es de 38 pies 4 pulgadas 6 líneas.
La cuarta cara del lado de las piedras de Ismail, mira al NO. 17° ½ N., y tiene 29 pies de larga.
La altura de la Kaaba es de 34 pies 4 pulgadas.
La puerta tiene 6 pies de elevación sobre el plano exterior, 8 pies de alto, y 4 pies 2 pulgadas de ancho: dista 6 pies del ángulo de la piedra negra. Tiene dos hojas de bronce dorado y plateado, que se cierran con una enorme cadena de plata.
El zócalo que rodea el pie de la Kaaba es de mármol: y su altura 20 pulgadas, y 10 pulgadas de salida. Alrededor de dicho zócalo hay crecido número de gruesas anillas de bronce, fijas en el mármol, a las cuales se ata la parte inferior de la gran tela negra que cubre el edificio.
La piedra negra, llamada Hhajera el Assauad, o piedra celestial, está elevada 42 pulgadas sobre el plano exterior, y guarnecida alrededor con una gran chapa de plata de un pie de ancho. La parte de la piedra que la chapa deja descubierta sobre el ángulo, forma casi un semicírculo de 6 pulgadas de altura, sobre 8 pulgadas 6 líneas de diámetro en su base.
Creemos que esta piedra milagrosa es un jacinto transparente traído del cielo a Abraham por el ángel Gabriel, como una prenda de la divinidad; y que habiendo sido tocada por una mujer impura; se volvió negra opaca.
Mineralógicamente hablando es un pedazo de basalto volcánico, sembrado en su circunferencia de pequeños cristales a puntas, como pajitas y rombos de feldespato rojo de teja sobre fondo negro muy subido, como de terciopelo o carbón, a excepción de uno de los músculos o prominencias, que tiene algo de rojo.
Los besos y toques continuos de los fieles han gastado desigualmente la superficie de la piedra, de suerte que ha adquirido un aspecto musculoso. Tiene sobre quince músculos y un grande hoyo.
Comparando los bordes de la piedra, cubiertos y resguardados con la chapa de plata, con la parte descubierta, he hallado que esta se había gastado en la superficie sobre doce líneas de espesor con los tocamientos; de donde se puede inferir, que si la superficie de la piedra estuvo plana y unida en tiempo del profeta, ha perdido una línea por siglo. La parte interior de la Kaaba no encierra sino una sala elevada sobre el plano exterior, como la puerta. Dos columnas de menos de dos pies de diámetro, situadas en medio de la sala, sostienen el techo, cuya forma por dentro me es imposible indicar, pues la oculta, una magnifica tela tendida, que cubre igualmente las paredes y columnas desde arriba, hasta cinco pies sobre el suelo.
Dicha tela es de seda color de rosa, sembrada de flores de plata tejidas, y forrada con otra tela blanca. Cada nuevo sultán de Constantinopla está obligado a enviar una en su advenimiento al trono; y solo entonces, se muda.
Como las columnas comenzaban a maltratarse par la parte inferior que no está cubierta con la rica tela, las han revestido con listones de madera de una a dos pulgadas de ancho, colocados perpendicularmente uno al lado de otro, y asegurados con clavos de bronce dorado.
La parte inferior de las paredes, que asimismo ha quedado al descubierto, está incrustada de bellas chapas de mármol, unas lisas, otras con flores o arabescos en relieve, y algunas con inscripciones.
El suelo esta igualmente pavimentado, de hermosos mármoles.
A siete u ocho pies de altura, hay una barra que atraviesa de una columna a otra, y una segunda barra va desde cada columna a la pared. Pretenden que son de plata. Hay suspendidas de ellas infinitas lámparas de plata, agrupadas unas sobre otras.
En el ángulo N de la sala se halla la escalera por donde se sube sobre el techo. Cúbrela un tabique, y la puerta está cerrada.
El techo, llano por arriba, solo tiene una canal muy grande por el lado que mira al NO., por donde las aguas salen al espacio rodeado por las piedras de Ismail. Dicen que es de oro; a mi me pareció, no obstante, de bronce dorado.
Ya se dijo que la casa de Dios se halla cubierta enteramente por defuera con una gran tela negra, llamada tob el Kaaba o camisa de la Kaaba, suspendida al techo, y sujeta por bajo con cordones que corresponden a los anillos de bronce colocados alrededor del zócalo. Cada año se lleva del Cairo una tela nueva. De allí se envía también la magnífica cortina, toda bordada de oro y plata, y destinada a cubrir la puerta.
A dos tercios de su altura, tiene el tob el Kaaba una faja de dos pies de ancho, bordada de oro, con inscripciones repetidas en los cuatro lados: llámanla El Hazem o la cintura.
Colócase el nuevo tob cada año el día de pascua; mas al principio no lo tienen extendido del todo como el antiguo. Levantan la tela a pabellones, y la cortina de la puertas se pone de perspectiva y suspendida en alto del techo. Este uso no lleva otro objeto que defender el tob de las manos de los peregrinos; por la misma razón se corta el antiguo tob en la ceremonia Yaharmo, para no perder la ventaja de vender como hacen, a cinco francos el codo; mas la superchería de los sirvientes ha reducido esta medida a catorce pulgadas cinco líneas del pie de París, como me convencí por mi mismo. En nuestros días hay pocos peregrinos que compren; así es que todos los años queda, y bien pronto habrá un depósito considerable, pues dicha tela no puede servir a otros usos, a causa de las inscripciones sagradas que hay en ella. La faja y la cortina de la puerta tocan de dere­cho al sultán scherif, excepto cuando cae en viernes el primer día de la pascua; porque en tal caso se remiten al sultán de Constantinopla, a quien envían igualmente todos los años agua del pozo de Zemzem.
Tengo fundamento para creer que la Kaaba tuvo antiguamente otra puerta en el lado opuesto a la actual, y exactamente en frente de ella; por lo menos así lo hace presumir la superficie exterior de la pared. Parece asimismo que aquella puerta era semejante a la que existe.
Ya se vio que frente al lado NO. de la Kaaba hay una especie de parapeto sobre cinco pies de alto y tres de espesor, llamado El Hajar Ismail o las piedras de Ismail. Este parapeto encierra un espacio undecágono y casi semicircular, pavimentado de hermosos mármoles, entre los cuales se distinguen especialmente algunos cuadros verdes, infinitamente preciosos. Por esta parte el zócalo de la Kaaba se halla cortado en gradas como debajo de la puerta, y el resto de la circunferencia por una superficie oblicua, que forma un-plano inclinado. Entre el parapeto de Ismail y el cuerpo de la Kaaba hay un vacío de seis pies poco más o menos, que deja paso por ambos lados. Créese que en este recinto fue sepultado Ismail o Ismael.
Aunque la sala y puerta de la Kaaba se hallen elevadas, como acabamos de ver, sobre el plano del patio del templo, si se considera la topografía de aquel paraje, será fácil advertir, que en los primeros tiempos, estaban dicha sala y su puerta al nivel del terreno.
En el templo de la Meca, la Kaaba es el único edificio antiguo que existe; todo lo demás se ha añadido posteriormente.
El templo está situado casi en el centro de la ciudad, y ésta se halla edificada en un valle, que tiene declive bastante sensible de N. a S.
Fácil es de advertir, que cuando se trató de decorar el gran patio y demás partes del templo, en vez de ahondar por un lado y terraplenar por otro, a fin de allanar el terreno, y tener así un nivel medio, cavaron por todos lados; de modo que para entrar en el templo por cualquier lado que sea, hay que bajar varios escalones, porque el pavimento está muchos pies más bajo que el plano general del terreno y de las calles que lo rodean; y hasta el suelo que cerca inmediatamente la Kaaba, y forma una superficie oval enlosada de mármol, sobre la cual dan los peregrinos sus vueltas a la casa de Dios, es la parte más baja del templo.
Suponiendo, pues, elevado a su altura natural el terreno alrededor de la Kaaba hasta el nivel de las calles que rodean el templo, y tal cual era, cuando aquel antiguo edificio se hallaba aislado, se reconocerá que la altura de la sala y la puerta corresponden exactamente al nivel general, y por consiguiente no había entonces necesidad de escalera para entrar.
Verdad es que en tal caso sería preciso suponer que la piedra negra estaba en sitio distinto del en que se halla al presente, pues se ve casi dos pies debajo del nivel de la puerta. Un infiel diría que tal vez no existía, o que estaba debajo de tierra; en cuanto a mi, no me sería posible formar semejante idea de aquella preciosa prenda de la divinidad.
La escalera de madera que ponen delante de la puerta de la Kaaba para subir durante los dos días que se abre al público, se halla montada sobre seis rodillos de bronce, con barandillas a ambos lados, y diez escalones de unos ocho pies de ancho.
Junto a la puerta de la Kaaba, por el lado opuesto a la piedra negra, hay un pequeño foso de un pie de profundidad, pavimentado de mármol, y sobre el cual se contrae mérito particular en hacer oración.

El Makàm Ibrahim

El Makàm Ibrahim o lugar que Abraham, forma una especie de cenador paralelógramo en frente y a treinta y cuatro pies y medio del punto central de la pared, donde está la puerta de la Kaaba. Dicho paralelógramo, que tiene doce pies nueve pulgadas de largo, y siete pies ocho pulgadas de ancho, mira a la Kaaba por su cara mas estrecha. Sostienen su techo seis pilastras poco más elevadas que la altura de un hombre.
La mitad del paralelógramo, por el lado de la casa de Dios, está rodeada de una hermosa reja de bronce, que abraza cuatro pilastras, y cuya puerta se halla siempre cerrada con una gran cadena de plata.
Dicha reja encierra una especie de sarcófago, cubierto de una magnífica tela negra bordada de oro y plata; con gruesas bor1as de oro, y no es otra cosa sino una gran piedra que servía de escabel a Abraham para construir la Kaaba. Dicho escabel iba, según dicen, creciendo en altura, a medida que adelantaba la obra, a fin de facilitar los trabajos, y al mismo tiempo las piedras, saliendo milagrosamente de tierra ya cuadradas por el sitio donde al presente se halla el escabel, pasaban de las manos de Ismail a las de su padre. Por esta razón, al dar las vueltas a la casa de Dios, se va también al lugar de Abraham, y se hace una oración ordenada por el rito. El lugar que encierra la reja se ve coronado de una elegante cupulita.

El Bir Zemzem

El Bir Zemzem o pozo de Zemzem se halla situado a cincuenta y un pies y medio al E. 10° N. de la piedra negra.
Tendrá como unos siete pies ocho pulgadas de diámetro, y cincuenta y seis pies de profundidad hasta la superficie del agua. El brocal es de hermosísimo, mármol blanco, y su altura cinco pies.
Para sacar el agua, es preciso subir al brocal en cuya parte interior hay un pretil de hierro con una plancha de cobre para apoyar el pie; y como no hay escalones para subir, se ha de saltar primero a una ventana inmediata, para trepar luego al brocal. Todas estas dificultades no llevan otro objeto que impedir a los peregrinos sacar el agua por sí mismos, y no privar a los sirvientes del pozo de las gratificaciones anejas a su oficio. Tres poleas de bronce con cuerdas de cáñamo, y pozales de cuero a la extremidad de las cuerdas sirven para sacar el agua, que es pesada y salobre, aunque muy clara. No obstante la profundidad del pozo y calor del clima, al salir del pozo es más cálida que el ambiente, y parece tibia, lo cual prueba existir en el fondo una causa particular de calor vehemente. A pesar de todo es sana, y tan abundante, que en la época de la peregrinación en que al día se sacan millares de cántaros, no es sensible 1a merma de su nivel.
Tengo en mi poder cuatro botellas de aquella agua, que saqué yo mismo, y cerré al salir del pozo con todas las precauciones que exige, la química, a fin de poder un día hacer su análisis. Una hora después de haberla puesto en botellas, perfectamente cerradas al esmeril con sus tapones de cristal, y selladas en seguida, toda la superficie interior se cubrió de burbujitas de aire sutilísimas y semejantes a una punta de alfiler. Un pequeño sacudimiento dado a la botella las hizo subir a la superficie superior, donde se reunieron en una sola del grueso de un garbanzo; sin duda era algún gas que bastaba para desprender la sola diferencia de temperatura.
Nadie ignora que el mencionado pozo lo abrió milagrosamente el ángel del Señor en favor de Agar, en el momento que iba a morir de sed en el desierto con su hijo Ismail, luego que fue despedida de la casa de Abraham.
Alrededor del pozo se ha construido una casita, compuesta de la pieza donde se halla, otra más pequeña que sirve de almacén para los cántaros, y la escalera para subir al terrado, al que rodea una barandilla y se divide en dos partes: a la una, destinada a la oración por los sectarios del rito schaffi, la corona una elegante cúpula sostenida por ocho pilares, la otra contiene dos grandes cuadrantes solares horizontales de mármol, destinados a marcar las horas de la oración.
El monkis, es decir, la persona encargada de observar en los cuadrantes la hora de la oración, comienza gritando la fórmula de la convocación al Makam Schaffi; al punto siete muddens o gritadores repiten la fórmula desde lo alto de los siete minaretos. Para subir al terrado, se ha practicado en la escalera otra puerta, independiente de la del pozo y de la del almacén de los cántaros; de modo que en aquel pequeño edificio se cuentan tres puertas.
La pieza donde está el pozo tiene diecisiete pies tres pulgadas en cuadro, tres ventanas al O. del lado de la Kaaba, otras tres al N., la puerta y dos ventanas al E.; hállase enteramente revestida y pavimentada de bellísimos mármoles. Vense en la parte del S. tres nichos en la pared, que separa la pieza del almacén de 1os cántaros. Adorna la parte exterior una pequeña fachada de hermoso mármol blanco.
El número de los cántaros del pozo es inmenso: no sólo ocupan la pequeña pieza de que acabo de hablar, sino también las dos cobbas vecinas y varios almacenes situados alrededor del patio del templo.
Es extraña la figura de dichos cántaros; tienen un largo cuello o garganta cilíndrica, con un vientre tan largo como el cuello y terminan en cono o punta a la parte inferior, de modo que no se pueden tener derechos, sino se les arrima a la pared. Su longitud total, pues son todos iguales, es de quince pulgadas, su mayor diámetro de siete pulgadas seis líneas. Son de tierra sin barnizar, y tan porosos, que continuamente están dejando filtrar el agua; mas también la refrescan en pocos instantes.
Apenas llega a la Meca un peregrino de rango distinguido, apuntan su nombre en el gran libro del jefe del pozo Zemzem; al mismo tiempo éste encarga a un criado la provisión de agua para el peregrino y llevársela a casa, lo cual ejecuta con puntualidad. Los cántaros llevan escrito el nombre del peregrino con cera negra, y además alguna inscripción mística. Fuera de los cántaros suministrados a los peregrinos, los aguadores del Zemzem se pasean continuamente por el templo para venderla o distribuirla. Ordinariamente a la caída de la tarde se extiende crecido número de esteras largas y angostas en el patio del templo, y delante de cada una se pone una hilera de cántaros a medio llenar y colocados oblicuamente; las personas que vienen a sentarse sobre la estera, hallan cada cual un cántaro delante de sí; cosa muy agradable en un país cálido, y que atrae mucha gente al templo, aun antes de la hora del Mogareb; y es un rato de reunión, durante el cual se reza o se entretiene en conversación amena hasta el momento de la oración.
Los sirvientes del Zemzem llevan en el hombro izquierdo el cántaro tapado con una especie de hierba seca que impide la entrada al polvo o insectos, mas no la salida al agua, si la quieren echar sin destapar. En la mano derecha llevan una tacita bien estañada, en la cual presentan el agua, tanto a los que les piden como a los que no.

El Beb-es-Selem

El Beb-es-Selem o la puerta del Saludo es un arco aislado en forma de arco triunfal, situado a diecisiete pies del Makam Ibrahim, casi en frente de este monumento, al lado opuesto a la Kaaba.
Dicho arco, construido de piedras sillares y terminado en punta, tiene quince pies seis pulgadas de altura, sobre diecinueve pies, seis pulgadas de ancho, comprendiendo en ello la espesor de los pies del arco.
Dije ya ser buen agüero y prenda de una gracia particular el pasar por debajo de dicho arco la primera vez que se llega a dar las siete vueltas a la Kaaba.

El Monbar

El Monbar o tribuna del predicador de los viernes está al lado del Makam Ibrahim, a distancia de catorce pies en frente del ángulo N. de la Kaaba.
Dicha tribuna, de bellísimo mármol blanco, es la más acabada y preciosa obra del templo. Hállase construida en forma de escalera, y termina en un cuadrado, sobre el cual se eleva una hermosa cúpula piramidal octógona, que me pareció de bronce dorado: sostiénenla cuatro columnitas, unidas por pequeños arcos, que tienen algo del orden corintio, pero en realidad no pertenecen a alguno de los cinco órdenes de arquitectura.
Los lados exteriores, la balaustrada, la puerta y la base son de exquisito trabajo. Cierra el pie de la escalera una reja de bronce. La escalera tendrá unos tres pies de ancha.
Aquí, lo mismo que en todas las mezquitas, no sube el imam a lo último de la tribuna para predicar su sermón; sino que se queda de pie en el penúltimo escalón, vuelta la espalda hacia la Kaaba.
Es circunstancia particular que no he visto en otra parte, que el imam para predicar el sermón y hacer la oración de los viernes lleva un traje especialmente destinado al objeto; y es un gran caftán de tela ligera de lana blanca, y un chal igualmente ligero y llano que le cubre la cabeza, y después de darle una vuelta al cuello se arregla de modo que las extremidades le vienen a colgar por delante.
La Kaaba y las piedras de Ismail, colocadas casi en medio del templo ocupan el centro de una superficie oval o elíptica irregular, que forma una zona de treinta y nueve pies de ancho alrededor de este edificio, sobre la cual andan los peregrinos para dar las vueltas a la Kaaba. La superficie, enlosada da hermosos mármoles, está situada, como dijimos, en el plano más bajo del templo.
Rodea a dicho templo otra superficie elíptica irregular de treinta y un pies de ancho, un pie más alta que la precedente y enlosada de piedras sillares cuarzosas ordinarias.
Sobre la grada que forma el límite entre ambos planos se eleva una hilera de treinta y una columnas delgadas o pilares de bronce, con otro pilar de piedra a cada extremidad.
Dichos pilares tienen cerca de siete pies seis pulgadas desde la extremidad inferior hasta la parte superior de un pequeño capitel donde se apoyan varias barras de hierro que pasan de un pilar a otro, y de las cuales hay suspendidas crecido número de lámparas alrededor de la casa de Dios. El capitel lleva un adorno dorado, sobre dos pies de alto, y remata en una media luna. Los pilares, que son cilíndricos, tendrán escasamente tres pulgadas de diámetro. Nótase una especie de cordón a la mitad de su altura. Cada pilar descansa sobre una piedra cilíndrica de un pie de altura y diámetro.
Las lámparas tienen poco más o menos la figura de globo, de vidrio verde muy grueso y poco transparente, y están dispuestas sin orden ni simetría en los intervalos de los pilares: todas las noches se encienden.
Sobre el plano exterior se ven los lugares de oración para los tres restantes ritos ortodoxos musulmanes, llamados:

Makam Hhanèffi,
Makam Màleki,
Makam Hanbel,

El Makam Hhanèffi, situado en frente de las piedras de Ismail, sirve para el rito de los turcos. Consiste en una especie de galería aislada, sostenida por doce pilastras, sobre tres arcos de frente y dos de hondo. Su plan es un paralelogramo, cuyos grandes lados tienen veintinueve pies tres pulgadas, y los pequeños quince pies y media. La altura de las pilastras excede poco la talla ordinaria de un hombre.
Encima hay otra galería de iguales dimensiones: la escalera para subir se halla en el ángulo del O.
El Makam Màleki, situado enfrente de la Kaaba, al lado opuesto a la puerta, es un cuadrado de cuatro pilastras, que sostiene el techo: tiene unos once pies en cuadro. La altura de las pilastras es la misma que la del Makam Hhaneffi.
El Makam Hanbeli, exactamente semejante al Makam Màleki, se ve enfrente de la piedra negra.
Los techos de estos edificios, como también el del Zemzem y el de Makam Ibrahim, están cubiertos de plomo, con grandes vuelos para procurar la sombra; y por la misma razón son tan poco elevadas las pilastras.
Todos los mencionados lugares de oración tienen delante un parapeto de tres pies de alto, con una especie de nicho en medio destinado para el imam; pero como todo ha cambiado desde la reforma de los wehhabis, los imams Hhanèffi y Hanbeli hacen su oración al pie de la Kaaba enfrente de la puerta; el imam Schaffi en el Makam Ibrahim, y solo el imam Màleki es quien la hace en su lugar.
El imam Hhanbeli dirige la oración de la mañana; las de mediodía y puesta de sol el imam Hhanèffi; la de la tarde el imam Schaffi; y la de la noche el imam Màleki.
Los eunucos negros, domésticos y guardas de la Kaaba, se sientan en el Makam Hanbeli, donde tienen algunos muebles y alfombras. A las horas de la oración publica; los cantores, que son también eunucos negros, forman el coro en la galería superior del Makam Hhanèffi.
Entrase en el recinto enlosado donde se hallan dichos edificios, por seis calzadas igualmente pavimentadas con losas cuarzosas, y que parten desde las grandes galerías enfrente de las puertas Selém, Nebi, Sàffa, Udaa, Ibrahim y Aàmra. Las calzadas, anchas sobre diez pies seis pulgadas, con un pie de elevación sobre el plano general del patio, comunican con otras mas pequeñas que van a parar a diversos puntos de las galerías.
Lo demás del patio no es más que, arena tosca, y morada habitual de más de dos mil palomas que pertenecen al sultán scherif.
Encuéntranse continuamente sobre las calzadas mujeres y muchachos que venden trigo en pequeños platos por el precio de un para cada plato. Los peregrinos nunca dejan de destinar algunos paras a la compra de algunos platos de trigo para las palomas del templo; lo cual es obra expiatoria muy agradable a los ojos de la divinidad y del scherif.
Enfrente de la puerta del pozo Zemzem, y a poca distancia, se ve El Cobbatain o las dos cobbas: son dos capillas contiguas, que forman cada una un cuadrado de dieciocho pies de lado, y cuyo punto de contacto representa un ángulo diagonal. La forma y dimensiones de ambas son exactamente las mismas, y una y otra rematan en una hermosa cúpula acanalada. Sabido es que las dos cobbas sirven de almacén para los cántaros del Zemzem; hay una que sirve además para lavarse y bañarse los peregrinos con el agua del pozo.
El espacio que rodea el Makam Hhaneffi esta enlosado como las calzadas, y forma una especie de cola de pez hasta la grande galería detrás de aquel sitio.
El gran patio, circunscrito por cuatro pórticos sostenidos de columnas y pilares, representa un paralelogramo, cuyos grandes lados en la direc­ción del E: 34° ½ N. al O. 34° ½t S., son de quinientos treinta y seis pies nueve pulgadas de largo, y los pequeños de trescientos cincuenta y seis en la dirección del N. 34° ½ O. al S. 34° ½ E.
La fachada de cada lado grande presenta treinta y seis arcos de frente; y cada uno de los pequeños veinticuatro. Dichos arcos son ligeramente puntiagudos, y sostenidos por columnas de mármol blanco gris de diferentes proporciones, aunque en general se aproximan a las dóricas.
De cuatro en cuatro arcos se eleva en lugar; de columna una pilastra octógona de piedras sillares, de tres pies de diámetro.
Compónese cada lado de las grandes galerías de tres naves o tres órdenes de arcos, a excepción de algunas irregularidades parciales, todos igual­mente sostenidos por columnas y pilares, de suerte que se pueden contar mas de quinientas columnas y pilastras para sostener las galerías o pór­ticos del templo.
Los capiteles de las columnas que forman las cuatro fachadas del patio son hermosísimos, aunque no pertenecen a ninguna de las cinco órdenes de arquitectura; mas los capiteles de las columnas de lo interior de las galerías son todos de orden corintio o compuesto; y muchos de ellos trabajados con la mayor delicadeza.
Las bases de las columnas son comúnmente áticas; otras hay con un pequeño pedestal ático o rebajado; otras con una falsa base; y algunas, por capricho de un extravagante arquitecto, tienen un capitel corintio inverso.
Los arcos que dan al patio van coronados de una cupulita jónica; mas los interiores no tienen sino bóvedas esféricas de medio punto. Las cuatro caras del patio rematan en adornos de piedra bastante parecidos a las flores de lis.
Estas galerías están enlosadas, como las calzadas y paredes del templo, con piedras cortadas de roca cuarzosa mezclada de chorlo y mica; especie de peña que abunda en el país.
El ángulo del E, del templo esta cortado o redondeado para seguir la línea de la calle principal, y llega a ser tan estrecha en aquel punto la galería, que apenas queda espacio para pasar entre la pared y la pilastra angular del patio.
En el ala o galería SE. del templo, desde la puerta Saffa hasta la puerta Zeliha, hay un cuarto orden de arcos, en cuya disposición se advierten también algunas irregularidades.
La Kaaba no se halla situada exactamente en el centro del patio. La fachada NE. dista doscientos setenta y cinco pies seis pulgadas de 18 galería correspondiente; la cara SE. ciento cincenta y cinco pies seis pulgadas; la del SO. doscientos veintinueve pies tres pulgadas; y la fachada NO. ciento sesenta y dos de la frente opuesta.
Al lado SO. del gran patio, se ve otro mas pequeño rodeado asimismo de arcos, donde se halla la puerta Ibrahim: también hay otro semejante en el ala NO., y allí se ven las puertas Kutubia y Ziada.
Tiene el templo diecinueve puertas, con treinta y ocho arcos, dispuestos como sigue alrededor del templo, de N. a E.

Nombres·························································Nº de arcos en cada puerta

Angulo del N.

Beb-es-Selem·······················································································3
Beb en Nebi··························································································
2
-Abassi·································································································3
-Aali·····································································································3

Angulo del E.

Bed Zitun·····························································································2
-Bagala································································································2
-Saffa···································································································5
-Arrahma·····························································································2
-Modjahet····························································································2
Bed Zeliha····························································································2
-Omhani·······························································································2

Angulo del S.

Bed l'Udaa····························································································2
-El Aamara···························································································1
-Ibrahim································································································1

Angulo del O.

Bed el Aatik ·························································································1
-Bastia··································································································1
-Kutubia·······························································································1
-Ziada···································································································2
-Duriba·································································································1


De todas las puertas, solo la de Saffa es la que tiene verdadera fachada adornada; las demás son en extremo sencillas.
En el templo hay siete minaretos, cuatro en los cuatro ángulos, otro entre el Bed Ziada y el Bed Duriba, y los dos últimos separados del cuerpo del templo entre las casas inmediatas del ala NE. Dichas torres, que son todas octógonas y de tres cuerpos, tienen una misma, forma, pero no las mismas dimensiones.
Por la parte de fuera las casas ocultan las paredes del templo, de modo que no hay fachada alguna exterior. En, algunas de dichas casas se ven además ventanas, que dan a lo interior del templo.

Saffa y Merua

Las dos colinas sagradas, Saffa y Merua, pueden considerarse como dependientes del Haram, a causa de la obligación de visitarlas impuesta a todo peregrino, después de dar las siete vueltas a la casa de Dios. Ambos lugares, situados fuera de la ciudad en tiempo del profeta, se hallan al presente comprendidos en ella por los aumentos sucesivos, y las dos colinas, llenas de casas, forman calles en la actualidad.
Saffa dista muy poco del templo al SE., enfrente, aunque con alguna oblicuidad, de la puerta del mismo nombre, y al pie de la montaña Djebel Kubiis; que es el sitio donde la piedra negra cayó del cielo.
Al fin de una calle corta. y ancha que termina en la colina por un declive suave, hay un pórtico de tres arcos sostenidos de pilares toscos. Súbese por cuatro gradas que se extienden a lo largo de la frente de los arcos, y allí se sitúa el peregrino para rezar la oracion de Saffa.
Merua está algo más separada del templo por la parte del N.
A la extremidad de una calle que conduce a la colina de Merua, hay una plataforma de veinticinco a treinta pies en cuadro, cerrada por una gran pared por tres lados: es el lugar sagrado adonde va el peregrino a hacer la oración de Merua: súbese por algunas gradas.
En dicha calle se hallan las tiendas de los barberos donde van los peregrinos a rasurarse la cabeza, apenas han acabado los siete viajes entre las dos santas colinas.
Detrás de las paredes de Merua continúan elevándose las casas en anfiteatro hasta 1a cumbre de la montaña.
Como la calle principal de la Meca es precisamente el camino que conduce de Saffa a Merua, y a1 propio tiempo mercado público, la gente que sin cesar circula por allí, incomoda mucho a los peregrinos en sus devotos viajes entre las dos sagradas colinas.

Empleados del templo

El Haram tiene su jefe principal, a quien llaman Scheih el Haram.
También tiene su jefe particular el pozo Zemzem, y se llama Scheih Zemzem.
Desempeñan el servicio de la Kaaba cuarenta eunucos negros, que son guardas y domésticos de la casa de Dios. Llevan por distintivo sobre su vestido ordinario un gran caftán o camisa de tela blanca; sujeta con un cinturón, con un gran turbante blanco, y comúnmente una caña o varita en la mano.
El pozo Zemzem cuenta crecido número de empleados y aguadores, a quienes pertenece la administración de las esteras que se extienden todas las tardes sobre el suelo del patio y galerías del templo.
Hay, además, infinito número de empleados, tales como lampareros, espaviladores. criados del Makam Ibrahim, del pequeño foso de la Kaaba, de cada lugar de oración de los cuatro ritos, porteros, dependientes de los minaretos, sirvientes de Saffa y de Merua; y cuidan de los lugares respectivos a que están destinados. Hay, además, criados que guardan las sandalias de los peregrinos a todas las puertas de la entrada del templo; gritadores públicos o muddens de los minaretos; imams y muddens particulares para cada uno de los cuatro ritos; el kadí y sus empleados; los cantores del coro; el monkis u observador del sol para anunciar las horas de la oración; el administrador y sirvientes del tob el Kaaba; el depositario de la llave de la Kaaba; el mufti; los guías, etc.; de modo que casi la mitad de los habitantes de la Meca pueden mirarse como empleados o domésticos del templo, no contando con otro salario que con las limosnas o dones eventuales de los peregrinos.
Por esta razón apenas llega un forastero todos se apresuran a cercarlo; todos se esmeran a porfía en hacerle servicios y honores, de grado o por fuerza; todos le manifiestan el mayor interés por su salud, y hacen todo lo posible para abrirle las puertas del cielo por medio de oraciones y prácticas místicas, cada cual según su rito.
En otro tiempo las caravanas que acudían de todos los países del globo donde reina la religion del islam, subvenían a todas las necesidades, con la abundancia de las limosnas que dejaban en la ciudad; mas al presente, que ha disminuido tanto el número, siendo por otra parte muy pocos los peregrinos que se hallen en estado de contribuir a los gastos, no decreciendo el número de los empleados del templo, la devoción y prácticas religiosas cuestan mucho más; porque todos los empleados se arriman al que creen rico y éste no puede salir de embarazo sin dejar de 1.500 a 2.000 francos entre limosnas y gratificaciones a los empleados y dependientes del templo; y hasta los peregrinos mas pobres, aun los que hacen el viaje a expensas de la caridad pública y mendigando, no se libran de dejar allí algunos escudos.
Como dichas limosnas son individuales, cada individuo atrapa lo que puede en público o en particular, a excepción de los eunucos negros y los empleados del Zemzem, que forman dos especies de corporaciones. Verdad es que no obstante la organización que los une, no obstante sus registros y caja común de recibo, cada individuo de ambos cuerpos procura estafar cuanto puede en particular.
Las caravanas llevaban en otro tiempo crecidas limosnas de parte de sus compatriotas: al presente no se recibe casi nada: señal inequívoca de una deplorable relajación.
En lo antiguo el jefe del país contribuía por su lado a una parte de la subsistencia de los empleados; mas hoy día el scherif, empobrecido con la revolución de los wehhabis, lejos de dar limosnas, coge todas las que puede.
El sultán de Constantinopla da los eunucos negros para guardas y domésticos de la Kaaba, y para los empleos de cantores y muddens.
Los peregrinos tenían antiguamente que hacer muchas devotas estaciones, lo cual producía también grandes beneficios a cantidad de sirvientes y empleados; mas todo lo han destruido los wehhabis. La mezquita y 1a capilla donde nació el profeta; El Djebel Nor o montaña sobre la cual recibió la primera revelación del cielo; la casa de Abutaleb, donde pasó parte de su vida; varios sitios donde hacia oración; la montaña Djebel Kubiis adonde bajó la milagrosa piedra negra; las capillas de Setna Fathma, hija del profeta; la de Sidi Mahmud y otros santos, ya no existen. Quedan, pues, los peregrinos privados del mérito espiritual que contraían haciendo sus piadosas visitas a aquellos santos lugares; y los buenos habitantes, de la santa ciudad han perdido los bienes, temporales que les resultaban de estos actos piadosos.


La Encyclopedia del Islam [6] ha realizado una descripción de la Ka’ba tal y como se encuentra en la actualidad. Dice así:












Estas descripciones de la Ka’ba hechas por peregrinos y la de la Encyclopedia del Islam son importantes para conocer las transformaciones del santuario a través de los siglos, hasta el momento presente.

Planos de la Ka’ba

De la Ka’ba se han hecho varios planos a lo largo de los siglos, muy exactos. Tan sólo nos fijaremos en dos. Ya se ha reproducido el de Aly Bey, que era un buen dibujante y quiso reproducir la realidad, tal y como se encontraba el santuario a comienzos del s. XIX. Es, por lo tanto, un plano de gran valor por su exactitud.

El segundo es obra de Rutter, y es tal y como estaba el santuario en 1928
[7] (fig. 6).

Grabados de la Ka’ba

Se han realizado algunos grabados de la Ka’ba. Uno de los, relativamente, más antiguos, es muy sencillo. El santuario está aislado. En el interior del recinto sagrado se encuentran varios edificios que rodeaban el cubo
[8] (fig. 7). El grabado representa la Ka’ba a vista de pájaro. Una miniatura del s. XV es importante por su sencillez. Al fondo se ve una fila coronada por cinco edificios circulares, coronados con cúpulas. La Mecca está representada por unos pocos edificios aislados que rodean el recinto sagrado, que ocupa el centro del grabado, a vista de pájaro también [9] (fig. 8). Este grabado se copió en una litografía del s. XIX, reproducida recientemente [10] (fig. 9).

Según el testimonio de numerosos autores, la Ka’ba no tenía, en origen, ningún muro que la rodeara. En el s. XI, el célebre viajero persa Nassiri-Khosran la visitó y se encontraba ya como en la actualidad, en el centro de un recinto, en el que se encontraban el pozo, ZemZem, y el almacén de los aceite. Selim II, en 1537, colocó un pavimento de mármol de forma oval irregular, rodeado de 32 columnas de bronce dorado, unidas por barras de hierro, de las que colgaban siete lámparas entre las columnas, que alumbraban a la caída del sol, al igual que las colocadas sobre el muro construido por Omar.

El historiador de la Mecca, Khalib
-ed-Dios, y el libro de las Memorias de El-Azraky, describen el santuario como un edificio cuadrado que medía 18 x 14. El-Azraky afirma que la Ka’ba no tenía muro alrededor de ella, sólo estaban rodeando las casas de los coraisies.

En la época de Omar, la Ka’ba se amplió, incorporando las casas de los alrededores. Omar ordenó levantar alrededor de la Ka’ba un muro de la altura de un hombre, y colocar sobre él lámparas y puertas para penetrar en el recinto sagrado.

Un plano de la Ka’ba y de sus alrededores se encuentra en una miniatura persa del copista Bader i Mumirb Mahmūd de Bukhasa, del año 1596
[11].

Representaciones de la Ka’ba

Las representaciones de la Ka’ba son muy numerosa en el arte persa, otomano y egipcio. Tan solo se reúnen otras varias a las recogidas en el presente trabajo y en el anterior.

En el Shahmama de Firdausi, de finales del s. XV, se narra que Alejandro Magno, desde la India, marchó a la Mecca a visitar la Ka’ba, visita que se representa en una ilustración de este epítome. La Ka’ba se encuentra en el campo, semicubierta por un velo negro. Alejandro Magno se acerca a ella, rodeado de once personas
[12] (fig. 10).

Al primer período safawid, en torno al 1505, en Tabuz, Persia, donde se había establecido la nueva dinastía Safawid, se realizó una pintura de la Ka’ba, de gran originalidad, que representa la ascensión de Muhammad al cielo, sobre la Ka’ba, de alta puerta cubierta toda ella con un velo negro decorado. Es muy refinado y meticuloso. Dentro del recinto sagrado, con el suelo de color verdoso decorado, sólo se encuentran un edificio y el púlpito. Varios personajes se asoman sobre el muro principal. También son de gran novedad los edificios rectangulares que rodean la Ka’ba, y un paisaje con palmeras y con hombres. El cielo está lleno de ángeles que acompañan al profeta
[13] (fig. 11).

En 1595 se fecha una miniatura de Siyer-i-Nebî, que representa a Muhammad enseñando a dos musulmanes a orar alrededor de la Ka’ba, y éste atacado por el pagano Gorashi Abujahl
[14] (fig. 12).

Una miniatura fechada en el s. XVI, representa la ascensión nocturna de Muhammad, acompañado de ángeles, sobre la Ka’ba, rodeada de los edificios de la Mecca. El recinto sagrado es de gran originalidad y está visto a ojo de pájaro
[15] (fig. 13).

La Ka’ba se representó mucho en azulejos en Egipto, de gran originalidad en la composición y de cierta uniformidad. Una de las piezas más originales es un azulejo fechado en 1676, donde se representa el muro interior que rodeaba el recinto sagrado, con las lámparas colgadas entre los arcos
[16] (fig. 14).

Una miniatura del Khaniza de Nizami representa a Majnūm orando delante de la Ka’ba. La miniatura es de gran originalidad en la composición. Sólo se representa la Ka’ba cubierta toda ella por un velo negro decorado, y la puerta amarilla. Majnūm, semidesnudo, está orando acompañado de cuatro personas, dos de ellas orando también. Se dibujaron tres edificios. Al fondo de los arcos cuelgan las lámparas. La fecha de la miniatura es el año 1648
[17] (fig. 15). Otra miniatura que representa a Majnūm orando delante de la Ka’ba, perteneciente a una colección de poemas persas, presenta un paisaje totalmente diferente (fig. 16).

En el s. XVIII se hicieron varias representaciones de la Ka’ba de gran originalidad y de un arte refinado y exquisito. Baste recordar unas cuantas, como las representaciones de la Ka’ba y de Medina de un Libro de oraciones de arte otomano
[18] (fig. 17); la vista aérea de la Ka’ba y de sus alrededores, igualmente de arte otomano [19] (fig. 18); un azulejo egipcio de color azul, con la Ka’ba y los edificios que la rodean, y el paisaje de colinas, de gran novedad y sin paralelos próximos [20] (fig. 19); la Ka’ba y Medina de En’ā-i-Şenif, que añade suras, versos y oraciones del Corán [21] (fig. 20); con tinta, colores y oro sobre papel, copiada por Abdullah Edirnevi en 1779, oriundo de Edirne, estudiante de caligrafía con Şuglî-Ahmed Dele, uno de los mejores calígrafos de la ciudad y en Istanbul. A partir de este siglo son muy numerosas las representaciones de la Ka’ba y de Medina en libros de oraciones. La misma composición se repite en el Manual de oraciones de Haili’l-Hayrat, copiado en 1799 por Galatah Ahmed Naili, seguidor de Şekerzale Mehmed Efendi, de la escuela de Hafiz Ossnan y alumno de Mustafa Kütâli, uno de los mejores calígrafos de la época, también realizada a colores, la composición en papel con tinta y oro [22] (fig. 21a-b). A estas obras cabe añadir el grabado de Olson, de 1790, espléndido grabado de la Ka’ba, la Mecca y el paisaje vecino, de gran originalidad [23] (fig. 22).

Algunas otras representaciones de la Ka’ba, de gran novedad e interés, es posible recordar, como una fechada en 1315 con el Profeta delante de la puerta de la Ka’ba, cuyo paño negro levantan dos acompañantes. El Profeta sostiene la piedra negra sobre una alfombra que sostienen por los extremos dos musulmanes, que representan las cuatro tribus. La composición es de un colorido fabuloso y de un detalle magnífico
[24] (fig. 23). La alfombra es un kilim de Asia Central. La escena pertenece a la vida del profeta.

De gran interés es también la reproducción de la Ka’ba vista desde el interior, rodeada de edificios famosos. En el ángulo inferior derecho, al parecer, se reprodujo la mezquita de Medina y enfrente, posiblemente, la tumba del Profeta. La Ka’ba está rodeada de doble arquería
[25] (fig. 24).

Las representaciones de la Ka’ba no siguen un modelo uniforme. Dentro del recinto sagrado, el número de edificios es el mismo. Varía un tanto su colocación, la arquitectura de los edificios de la Mecca y el paisaje de colinas. Baste recordar unos cuantos ejemplos (figs. 25-28).

La Ka’ba en la fotografía moderna

A partir de 1880 aproximadamente, se comenzó a fotografiar la Ka’ba. Estas fotos son importantes para conocer la Ka’ba, los alrededores urbanísticos y los cambios introducidos (figs. 29-43) al correr los tiempos.

La Ka’ba en las alfombras de oración

La Ka’ba y la mezquita de Medina se representan casi siempre en las alfombras de oración sobre las que rezan a diario los musulmanes en dirección a la Mecca. Es un arte popular. Muchas de ellas son de un alto nivel artístico. El colorido es muy intenso, y la decoración muy variada en los detalles florales y geométricos.


En el aeropuerto de Trípoli se encuentran dos alfombras de oración idénticas, sólo varían en el colorido. Una es de color verde y otra roja. En la parte superior sólo se representa la Ka’ba (fig. 44).

En el bazar de Trípoli se vendía una alfombra de oración, en febrero de 2008, con la Ka’ba sobre fondo rojo. El marco está decorado con flores (fig. 45). Frecuentemente la cabecera de la alfombra va decorada con la Ka’ba y la mezquita de Me
dina.

La peregrinación a la Ka’ba

Es uno de los preceptos de la religión islámica que todo musulmán debe cumplir, por lo menos una vez en la vida, si le es posible. Este tema se encuentra repetido con frecuencia en el arte musulmán.

En el libro de Jalâl àldin, Iskandar, fecha
do entre los años 1410-1411, procedente de Chiraz, se representa el patio de la Ka’ba lleno de peregrinos vestidos de blanco. La Ka’ba está rodeada de los edificios de la Mecca, como es frecuente [26] (fig. 46).

En una miniatura se encuentra la misma escena religiosa, aunque seguramente no sea la peregrinación a la Ka’ba, pues el edificio es de paredes blancas y está coronado por cúpula. Los peregrinos están distribuidos en dos filas superpuestas. Van vestidos de blanco y llevan barba, según lo ordenado. En la parte inferior se encuentran dos varones, uno sentado y otro arrodillado debajo de los quitasoles triangulares que, por el vestido blanco, también son peregrinos
[27] (fig. 47).

Un último ejemplo es conveniente recordar, de gran originalidad: la despedida de Abu Zayd y Al-Harith, que cabalgan sendos camellos para visitar la Ka’ba y cumplir la peregrinación obligatoria
[28] (fig. 48).

Muhammad y los monjes cristianos

El Profeta se relacionó con monjes cristianos. En el arte musulmán han quedado reflejadas estas relaciones, que fueron m
uy importantes. Una miniatura de Siria, fechada en el s. XV, representa el encuentro del joven Muhammad con el monje cristiano Bahîrâ, que profetizó que sería un gran profeta [29] (fig. 49).

En una ilustración de la Vida de Muhammad, de Siyer-i-Nebr, el Profeta acude a los monjes cristianos para que le curen la vista
[30] (fig. 50). En una miniatura otomana, Muhammad es servido por monjes cristianos, en esta obra [31] (fig. 51).

En una copia de la Traslación de las maravillas de la creación, hacia el año 1595, se encuentran tres monjes cristianos dialogando con dos musulmanes, delante de una iglesia cristiana y de una clásica mezquita otomana
[32] (fig. 52).

Además del monje cristiano Bahîrâ, Muhammad se relacionó con otros monjes cristianos. Juan Damasceno nació y vivió muchos años en la corte de los Omeyas, en Damasco. Su padre fue funcionario de Mu‘âwiya I (661-680), de Yazîd I (680-683) y de Marwân I (684-685). Algunas fuentes árabes, la bibliografía árabe y la Vida griega, hacen a Juan Damasceno un primer ministro, primer consejero, ministro del gobernador de Damasco, quizás de ‘Abd-al-Malik (685-705) y de Walid I (705-715), lo que le capacitó para conocer el Islam directamente y en su primera etapa. Juan Damasceno (Libro de las Herejías 1) recoge un dato importante, como es que, con seguridad, Muhammad visitó un monje arriano. A sus enseñanzas se podía deber la creencia del Profeta de que Jesús era sólo un
hombre. El texto armenio titulado Contra Muhammad, fechado entre los siglos X-XI, menciona un monje monofisita, que eran my numerosos en Siria, que trató a Muhammad. Durante los 15 años que fue esposo de una rica comercianta, Khadija, es muy probable que por motivos comerciales visitase Siria, donde había muchos monasterios. La cristología de los nestorianos está próxima a la del Islam. La pudo conocer Muhammad directamente en Siria. Insistía en la naturaleza humana de Jesús.

En el Corán se menciona varias veces
a los monjes cristianos. La sura 5.82 considera los más hostiles a los creyentes, a los judíos y a sus asociados, y los más amigos de los creyentes a los cristianos. Entre ellos se encontraban sacerdotes y monjes, y no son altivos. La sura 9.31 afirma: “Han tomado a sus doctores y a sus monjes, así como al Ungido, hijo de María, como Señores, en lugar de tomar a Dios, cuando las órdenes que habían recibido no eran sino de servir a un Dios Uno. Es decir, los monjes cristianos se habían desviado de la revelación primitiva. La sura 9.34 es contraria a los monjes: creyentes muchos doctores y monjes devoran, si, la hacienda injustamente, desviando a otros del camino de Dios. A quienes atesoran oro y plata y no los gastan por la causa de Dios, anúnciales un castigo doloroso. Los doctores son judíos. En la sura 57.27 se lee: “Tras ellos (Noé, Abraham y sus descendientes) mandamos a Nuestros otros enviados, así como a Jesús, hijo de María, a quien dimos el Evangelio. Pusimos en los corazones de quienes le siguieron mansedumbre, misericordia y monacato”. Esto último fue establecido por ellos, que sería por lo tanto una institución divina. Según otra versión, el monacato sería invención humana. Ni Muhammad ni Jesús predicaron el monacato. La primera sura es favorable a los monjes cristianos. Una tradición extracanónica, tardía, afirma que Muhammad declaró que en el Islam no había monacato.

D.J. Sahas, uno de los mejores conocedores de Juan Damasceno
[33], comenta estas suras, creemos que acertadamente [34]: “Even when the Qur’ân appears to be critical of monks, such a criticism is not directed towards monasticism itself but rather towards ordinary individuals who have deviated from the submission to God alone and have taken rabbis and monks “as lords beside Allah”. This criticism, however, is consistent with Islam’s basic preoccupation with the unity and uniqueness of God (tawîd) and man’s duty to be obedient to God alone. Indirectly this criticism constitutes an acknowledgement of the power of monasticism and of the influence monks were able to exercise upon the populace a power which, according to the Qur’ân, many monks have exploited. A similar kind of criticism is levelled against Christians in general who have exalted Jesus as God, although the Qur’ân is most respectful of Jesus himself. It is in this vein of thought that one must read what constitutes perhaps the most direct attack of the Qur’ân against monasticism where God is renouncing monasticism”. D.J. Sahas sigue la versión de que el monacato es una invención humana: “But, again, in this passage monasticism is implicitly acknowledged as a way trough which monks have chosen to please God trough their devotion to Jesus. What is condemned here is the devotion to Jesus instead of a devotion to God alone. This is a late Medinan sûrah whose content and language reflect the growing disagreement of Islam with Christianity and its distance from the Christian community. Misguided monasticism is criticised because “many of the [Jewish] rabbis and the [Christian] monks devour the wealth of mankind wantonly and debar [men] from the way of Allah”. One may wnat to note at this point the twofold characteristics of Islam, submission to God and charity as an expression of brotherhood and solidarity among all believers, which are also the characteristics of monastic life. It is in faithfulness to these ideals and under the light of and in response to misguided monasticism that one may want to see the modifications which Islam brought about to the otherwise ideal way of life (meaning, monasticism): opening up the life of submission (islam) to the community at large and making it a personal responsibility and a way of life for all, thus creating a “democracy of married monks”.

Se ha señalado frecuentemente el fuerte in
flujo del monacato oriental en el pensamiento de Muhammad y de los primitivos musulmanes [35]. D.J. Sahas considera que es una imitación o influencia de la práctica monástica la regularidad, puntualidad y la interioridad de la plegaria musulmana durante la noche y el día, y del ritual que acompaña a la vida del musulmán: lavarse antes de la oración, los ayunos, la observación de los días santos, la circuncisión, abstenerse del vino y otras prácticas que quizás son expresión de una vida ritual. Muhammad se retiró a una montaña y a cuevas, como muchos ascetas cristianos orientales. Recibió revelaciones en sueños, al igual que los ascetas. En el Islam y en el monacato oriental la angeología, la oración, las limosnas, la idea del Juicio Final y del infierno, desempeñan un papel importante. La oración continua es la quintaesencia del monacato, igual que para Muhammad y para los musulmanes. Los ascetas cristianos aplicaron a Dios los epítetos de “el Clemente”, “el Misericordioso” y “el Creador” del mundo, como Muhammad. Ambos grupos religiosos eran fanáticos de Dios y luchaban continuamente contra el paganismo. La manera de orar los musulmanes, levantándose, arrodillándose, tocando la frente con el suelo, y con las manos levantadas, es la misma de los monjes orientales y del cristianismo oriental. Estos mismos gestos perviven entre los caldeos, nestorianos y etíopes.

A Juan Damasceno se le escapó esta faceta impor
tante para entender bien la religiosidad de Muhammad y de la religión musulmana, el fuerte influjo del monacato oriental. D.J. Sahas, muy acertadamente, titula su documentado estudio Monastic Ethos and Spirituality and origins of Islam, y afirma tajantemente que el ethos y los ideales monásticos se encuentran en las raíces del Islam y forman parte de su carácter esencial, como ha reconocido el estudioso musulmán Seyed Husseyn Nasr, que escribe: “Se podría decir que el Islam es una democracia de hombres casados, es decir, que es una sociedad en la que la igualdad existe en el sentido religioso, que todos los hombres son sacerdotes y son iguales ante Dios, como su viceregente en la tierra”. Recuerda D.J. Sahas que el monacato fue muy numeroso en el área sirio-palestina y egipcia en los siglos V-VI. Los árabes nómadas conocieron bien el ascetismo del monacato, que les impresionó profundamente, antes y durante la aparición del Islam. Los poetas árabes pre-islámicos aluden con frecuencia a los ascetas en su vida diaria y a sus ideales. La literatura monástica, como las Narraciones de Anastasius Sinaites (c. 640-700), frecuentemente se refiere a los monjes sirviendo a los árabes.

La sura 24.35 es la siguiente: “Dios es la Luz de
los cielos y de la tierra. Su Luz es comparable a una hornacina en la que hay un pabilo encendido. El pabilo está en un recipiente de vidrio, que es como si fuera una estrella fulgurante. Se enciende de un árbol bendito, un olivo, que no es del Oriente ni del Occidente, y cuyo aceite casi alumbra sin haber sido tocado por el fuego. ¡Luz sobre Luz! Dios dirige a Su Luz a quién Él quiere. Dios propone parábolas a los hombres. Dios es omnisciente”. Recuerda la luz en la celda de los monjes durante la noche y en el desierto, que debía ser bien conocida de los caravaneros.

D.J. Sahas matiza su pensamiento con la afirmación de que, no sólo la luz en el nicho del monje, sino su vida devota de asceta, de oración, de espiritualidad, la caridad, el temor y la esperanza ante el día del Juicio, son exaltados en los versos siguientes, de la sura 24.36.38: “Las lámparas se hallan en casas que Dios ha permitido erigir y que se mencione en ellas Su nombre. En ellas Le glorifican, mañana y tarde, hombres a quienes ni los negocios ni el comercio les distraen del recuerdo de Dios, de hacer la azalá y de dar el azaque. Temen un día en que los corazones y las miradas sean puestos del revés. Para que Dios les retribuya por sus mejores obras y les dé más de Su favor. Dios provee sin medida a quien
Él quiere”.

Como indica este autor, estos versos admiran la vida monástica y los ideales que hacen el ethos esencial del Islam: el camino de vida del ideal de la hermandad musulmana, en el que la oración, la postración, el arrepentimiento, la sumisión a Dios y la responsabilidad con el grupo social son comunes y entrelazadas. La caridad y los ideales de la vida monacal fueron los que cristianizaron a los árabes
[36] e influyeron en el primitivo Islam. Al tiempo de la aparición del Islam, el carácter de un árabe ideal ha sido comparado, probablemente, al de un monje, como en el poeta árabe pre-islámico Zuhair.

El cristianismo primitivo oriental y el Isl
am están vinculados al monacato, como aparece en las vidas de San Antonio, de Moschus (c. 550-619) y de Fileremos. D.J. Sahas sostiene que es en su totalidad y, particularmente, en el primitivo Islam, un producto del desierto, en el más amplio sentido del término. El Islam está vinculado a los ideales del monacato, salvo en el celibato. Jesús no mandó nunca el celibato, según Pablo (1 Cor. 7.25; 9.5). El mundo judío desconoció la castidad, salvo algunos ascetas, como Juan Bautista y los esenios (Phil. Quod omnis probus liber, 12-13; Plin. NH. V.17), pero estos últimos, según Josefo (BI. II.121) lo cumplían por estar persuadidos de que ninguna mujer guarda fidelidad a uno solo.

Este fuerte influjo del monacato en el pensamiento de Muhammad y de los primeros musulmanes no quita nada de originalidad al Corán. El caso es parecido al de Jesús, que fue un apocalíptico.

Los artistas árabes supieron expresar magníficamente en su composiciones un aspecto fundamental del Islam primitivo.

Muhammad, los profetas del Antiguo Testamento y Jesús

Muhammad fue un grandísimo político que supo unir a los árabes, y un grandísimo hombre de Dios y genio religioso. Dios confía a Muhammad el Corán (55.1-2), que es la más pura expresión del monoteísmo más radical. Muhammad era totalmente sincero en su revelación. Una religión que ha servido durante tantos siglos a tantos millones de hombres y de mujeres a ser profundamente religiosos, justos y caritativos, y que ha producido las más altas cumbres de la mística humana, tan parecida a la cristiana, y que seguramente ha influido en ella, no se puede basar en una revelación falsa. Puede perfectamente aceptarse por los cristianos que Mu
hammad es un gran profeta y el último, después de Jesús.

Vinculó su revelación a las principales figuras del Antiguo Testamento y a Jesús. La revelación que recibió directamente de Dios, era la revelación bíblica y la de Jesús. Judíos y cristianos se habían desviado de ella y él venía enviado por Dios para volverla a su primitivo estado. Balûrâ Waraqa Ibn Nawfal, estudioso de las Sagradas Escrituras y cuñado de la primera esposa del Profeta, y los etí
opes en el 615, que declararon que su fe no se diferenciaba de la suya, testimoniaron la autenticidad de la revelación de Muhammad.

Los artistas musulmanes han tomado frecuentemente a los más importantes personajes del Antiguo Testamento como tema de inspiración artística. La revelación, antes que a Muhammad se hizo a Abraham, Ismael, Isaac, Jacob y a las tribus, Moisés, Jesús y los profetas (2.136; 3.84; 19.58; 3.7), David (2.151); a Abraham, Ismael, Isaac, Jacob, las tribus, Jesús, Job, Jonás, Aarón y Salomón (4.163), a las que hay que aña
dir a Moisés y José (6.84). Las Escrituras reveladas antes del Corán eran la Tora y el Evangelio (5.48.110). Otros profetas eran Zacarías, Juan Bautista, Elías, Eliseo, Jonás y Lot (6.85-86).

Ya se ha mencionado en el presente trabajo tres veces a Noé dando la vuelta a la Ka’ba en el navío. En un manuscrito otomano de finales del s. XVI se representa a Muhammad en compañía de Moisés y del arcángel Gabriel
[37] (fig. 53). En una miniatura de la Historia de Hafiz-i-Abru, hacia 1425, Moisés contempla el ejército del faraón ahogándose en el Mar Rojo [38] (fig. 54). En una miniatura de la escuela de Harar se representa el viaje nocturno de Muhammad sobre la caballería Burâq, guiado por el arcángel Gabriel, delante del Bautista y de Zacarías [39] (fig. 55). El viaje se realizó desde la Ka’ba al templo de Jerusalem. Tuvo lugar en el año 620.
Una pintura de Aga Riza, datada entre los años 1590-1600, del libro “Historia de los Profetas” de Nichapouri, representa a Moisés y Aarón
[40] (fig. 56), que hacen aparecer un dragón contra los magos del faraón.

Todavía en el s. XIX, los artistas musulmanes representan a personajes del Antiguo Testamento, como a Moisés presentando a los judíos, la serpiente de bronce
[41], miniatura irania para adornar una Biblia de la comunidad hebrea. Salomón [42], en una cerámica irania, o a José vendido por sus hermanos, en un tapiz iranio de Keshan [43]. Según Juan Damasceno, Muhammad conocía el Antiguo Testamento, muy utilizado por los monjes cristianos.

Muhammad tenía una altísima estima de Jesús, al que consideraba un grandísi
mo profeta (19.30), y por profeta le tuvieron sus contemporáneos (Lc. 7.16; Jn. 4.19; 9.17; Mt. 21.11) pero no Dios. Ni Jesús ni María son de naturaleza divina (5.17) ya que fueron creados (5.59). Al no ser Jesús, Dios, se niega la encarnación, la redención y la Trinidad, como defendían los gnósticos y los docetistas. Muhammad niega la crucifixión y la muerte de Jesús (4.157). Para Muhammad Jesús es el Ungido (3.45; 4.157, 171-172; 5. 17.72.75; 9.30-31), enviado de Dios (3.49), espíritu de Dios y su Palabra (4. 171), siervo de Dios (4.172). Hijo de María se llama a Jesús 23 veces en el Corán, expresión frecuente en libros cristianos no canónicos, como en el Evangelio siríaco de la Infancia, 15 veces, y en el Evangelio árabe de la Infancia, 40 veces, y una vez en los Evangelios canónicos (M.c. 6.3). Esta aproximación del Corán a los Evangelios no canónicos podría ser una prueba de que Muhammad los conocía bien [44]. A Jesús Dios le dio pruebas claras y le fortaleció con el Espíritu Santo (2.153).

Esta última valoración de Muhammad sobre Jesús ha quedado bien reflejada en el arte musulmán. Baste recordar dos ejemplos: una miniatura del Khamza de Nizâmi, representa un milagro hecho por Jesús
[45] (fig. 57). El Corán menciona, precisamente, los milagros de Jesús. Una miniatura árabe del s. XIV ilustra bien la importancia de los dos grandes profetas, Jesús y Muhammad, y su vinculación con Abraham. Muhammad y Jesús, cabalgando un camello y un asno visitan a Abraham [46] (fig. 58). La misma escena se repite en una miniatura persa del s. XVII, debida a Al-Biruni, con ligeras variantes [47] (fig. 59). Magníficamente, el artista musulmán ha captado que Jesús y Muhammad arrancan de la fe de Abraham.

La mezquita de Medina

Ibn Ŷubayr
[48] ha dejado una buena descripción de este santuario, tal y como estaba cuando él lo visitó:

DESCRIPCION DE LA MEZQUITA DEL ENVIADO DE DIOS
-Dios le bendiga y salve-

DESCRIPCION DE SU PURA Y SANTA RAWDA (1)

La mezquita bendita es rectangular. Esta rodeada por sus cuatro lados por galerías que la circundan. Su parte central es toda ella un patio, que esta cubierto de arena y piedrecillas. El lado meridional tiene cinco tramos [de galerías] que se alargan de oeste a este; el lado septentrional tiene también cinco tramos de dicha forma; el lado oriental tiene tres galerías y el lado occidental tiene cuatro galerías.
La santa cámara sepulcral (rawda) está al extremo del lado meridional hacia el este; en la dirección del patio, en profundidad, ocupa dos galerías, sobrepasando hacia la tercera galería alrededor de cuatro palmos. Tiene cinco ángulos y cinco lados. Su forma es complicada y extraordinaria; apenas sería factible realizar el dibujo o la figura. Los cuatro lados (accesibles) están separados de la alquibla por una insólita desviación, que no daría lugar a nadie a tomarlos por alquibla en sus oraciones, por que él se desviaría de la verdadera alquibla. El jeque, imán sabio y piadoso, flor y nata de los ulemas y pilar de los alfaquíes, Abu Ibrahim Ishaq b. Ibrahim at-Tunisi -Dios esté satisfecho de él-, nos ha notificado que 'Umar b. 'Abd al-'Aziz -Dios esté satisfecho de él- ideó eso a propósito de la disposición de su construcción, por miedo a que las gentes tomasen la rawda por oratorio [de la oración ritual].
Ocupa también en dirección este una anchura de dos tramos y al interior de ellos se organiza en seis naves con pilares. La anchura de su lado meridional es de veinticuatro palmos, la anchura del lado oriental es de treinta palmos, la anchura del lado que está entre el ángulo oriental y el septentrional es de treinta y cinco palmos; la anchura del lado que está entre el ángulo septentrional y el occidental es de treinta y nueve palmos; y desde [191] el ángulo occidental hasta el meridional esta el [otro] lado cuya anchura es de veinticuatro palmos. En este lado hay un cofre de ébano decorado con teselas de sándalo, ornado con placas de plata que 10 hacen destellar como un astro. Está al lado de la cabeza del Profeta -Dios le bendiga y salve-, su longitud es de cinco palmos, su anchura de tres palmos y su altura de cuatro palmos.
En el lado que está entre el ángulo septentrional y el ángulo occidental hay un espacio recubierto por un velo pendiente; se dice que fue el lugar donde descendía Gabriel -la paz sea sobre él-. El conjunto de los lados (2) de la venerada cámara sepulcral (rawda) tiene una extensión total de doscientos setenta y dos palmos. Están recubiertos de mármoles maravillosamente tallados [y] magníficamente dispuestos. [Tal] revestimiento llega hasta aproximadamente un tercio de la venerada pared o un poco menos. Por encima, en otro tercio [de la pared], en un espacio ancho de medio palmo, hay un enlucido de almizcle y de perfume ennegrecido y agrietado, acumulado a lo largo de los tiempos y de los días. La parte superior de la pared tiene un entrelazado de madera que llega a lo alto del techo, pues la parte más alta de la rawda bendita viene a unirse con el techo de la mezquita. Los cortinajes llegan al borde de lo que está recubierto de mármoles son de color azul lapislázuli con dibujos geométricos poligonales blancos, octógonos y cuadrados; en el interior de esos polígonos hay redondos círculos en los que se inscriben puntos blancos. Su conjunto es de aspecto magnífico y de apariencia admirable. En la parte superior hay una banda tirando a blanca.
En el lado meridional ante la cara del Profeta -Dios le bendiga y salve- hay un clavo de plata que marca la noble cara. Es delante de él que las gentes se detienen para la [fórmula de] salutación.
A sus pies -Dios le bendiga y salve- está la cabeza de Abu Bakr el Verídico -Dios este satisfecho de él- y la cabeza de 'Umar el Discriminador, que está tocando los hombros de Abu Bakr el Verídico -Dios este satisfecho de ellos dos- El que pronuncia la salutación se detiene volviendo la espalda a la alquibla y manteniéndose frente al noble rostro, entonces hace la salutación; después se vuelve a la derecha hacia el rostro de Abu Bakr, luego hacia e1 rostro de 'Umar -Dios esté satisfecho de los dos.
[192] Delante de este lado bendito [de la rawda] hay colgadas una veintena de lámparas de plata, entre ellas hay dos de oro. En, la parte septentrional de la santa rawda se halla un pequeño pilón marmóreo, en cuya parte meridional figura el dibujo de un mihrab. Se ha dicho que fue el aposento de Fátima -Dios esté satisfecho de ella-. También se dice que es su sepulcro -Dios sabe mejor la verdad de eso.
A la derecha de la venerada rawda se halla el noble almimbar, de él a ella hay cuarenta y dos pasos. Esta [emplazado] en el «pilón bendito», cuya longitud es de catorce pasos, su anchura de seis pasos y su profundidad de un palmo y medio; está enteramente revestido de mármol. Entre él y el pequeño arriate, que está entre el noble sepulcro y el almimbar, objeto de una tradición que dice que es uno de los arriates del paraíso,(3) hay ocho pasos. Las gentes se agolpan, y con razón, para hacer la oración en este arriate. Frente a él, en el lado de la alquibla, hay un pilar que, se dice, recubre los restos del tronco de palmera que profería gemidos de ternura por el Profeta -Dios le bendiga y salve-, un pedazo de él es visible en el medio del pilar; las gentes lo besan, acuden a recoger la baraca tocándolo y frotando en él sus mejillas. Al borde del arriate, al sur, se halla el cofre.
La altura del noble almimbar es de aproximadamente una estatura [de hombre] o más, su anchura es de cinco palmos, su longitud es de cinco pasos y sus escalones son ocho. Tiene una puerta en forma de enrejado que está cerrada y que se abre el viernes, su longitud es de cuatro palmos y medio. Este almimbar está recubierto de madera de ébano. En su parte-superior es visible el sitial del Enviado -Dios le bendiga y salve- que ha sido cubierto con una plancha de ébano que sin estar fija a ella protege al sentarse sobre él. Las gentes introducen hasta él sus manos y se frotan buscando la baraca mediante el contacto de ese noble sitial.
En la cúspide del pie derecho del almimbar, donde el jatib pone su mana cuando pronuncia la jutba, hay un anillo de plata [193] hueco y alargado que se parece -por la forma, no por la pequeñez de su tamaño, pues es mas grande- al anillo que el sastre pone en su dedo; es móvil y se le puede dar vueltas in situ. La gente dice que era el juguete de al-Hasan y al-Husayn -Dios esté satisfecho de ellos dos- mientras su abuelo -las bendiciones de Dios y la salud sean sobre él- pronunciaba la jutba.
La longitud de la noble mezquita es de ciento noventa y seis pasos y su anchura es de ciento veintiséis pasos, el número de sus columnas es de doscientas noventa, son soportes en los que el techo viene a apoyarse [directamente], sin arcos que descansen sobre ellos. Es como si fuesen sólidos postes. Son de piedras talladas pieza a pieza, unidas y perforadas a fin de encajar hembra en macho, entre las que se vierte plomo fundido hasta que toman la cohesión de un pilar compacto; se las recubre de una capa de cal, que lo vuelve pulido y brillante, apareciendo como si fuese mármol blanco.
La galería que toca a la alquibla de las cinco galerías mencionadas está vallada por una macsura que la encuadra en sentido longitudinal, de oeste a este; y en la que se halla el mihrab. El imán hace la oración en el pequeño arriate mencionado, al lado del cofre. Entre ella (la macsura), el arriate y el santo sepulcro hay un pupitre grande, pulido, sobre el que hay un gran ejemplar del Corán con unas cubiertas cerradas con un candado. Es uno de los cuatro coranes que 'Utman b. 'Affan –Dios esté satisfecho de él- envió a las ciudades.(4)
Frente a la macsura, al lado del este, dos grandes armarios encierran libros y coranes constituidos en waqf de la mezquita bendita. Cerca de ellos dos en el segundo tramo, también al lado del este, hay una plancha cerrada con un candado que recubre una abertura [hecha] en el suelo; ésta [da] a un pasadizo subterráneo, al que se desciende por unas escaleras bajo tierra, que lleva al exterior de la mezquita hasta la casa de Abu [194] Bark el Verídico -Dios esté satisfecho de él- es el camino que seguía 'A'isa [para ir] hacia ella (la casa). Enfrente, está la casa de 'Uman b. al-Jattab y la casa de su hijo 'Abd Allah -Dios esté satisfecho de ellos dos-. No hay duda que este pasaje es el espacio del pasadizo que conducía a la casa de Abu Bakr y que el Profeta -Dios le bendiga y salve- ordenó excepcionalmente conservar. Delante de la rawda santa hay también un gran cofre, es para los cirios y los candelabros que se encienden delante de la rawda cada noche.
Por el lado oriental hay un aposento construido de madera es el lugar donde pasa la noche alguno de los guardianes de la mezquita bendita. Sus custodios son unos eunucos (fityan)(5) abisinios o esclavones (saqaliba) de elegante aspecto, de cuidados vestidos y modales. El almuédano que recibe pensión fija en ella (en la mezquita) es uno de los descendientes de Bilal -Dios esté satisfecho de él.
En el lado norte del patio hay una qubba grande, restaurada recientemente, que se llama Qubbat az-Zayt (la Qubba del Aceite), es almacén para todos los instrumentos de la bendita mezquita y para los que se utilizan en ella. Enfrente, en el patio, hay quince palmeras.
En la parte superior del mihrab que está en el muro de la alquibla, al interior de la macsura, hay una piedra cuadrada y amarilla de un palmo de lado, de resplandeciente brillo y fulgor; se dice que fue el espejo de Cosroes. Pero Dios lo sabe mejor. En la parte más alta del interior del mihrab hay un clavo fijado en el muro, a él [se halla sujeto] una especie de pequeño recipiente sin saber de que forma lo está; se pretende también que sea la copa de Cosroes. Dios sabe la verdad de todo eso.
La mitad inferior del muro de la alquibla es de mármol, puesto placa por placa, variadas de estilo y color, formando la mas insólita taracea. La mitad superior del muro está enteramente recubierto con pequeños cubos dorados llamados mosaicos (fusayfisa’). En él los artistas han dado lugar a los resultados de una obra extraordinaria que incluye representaciones de árboles de formas diversas, con frutos colgando de las ramas. La mezquita toda entera [está decorada] de esa manera, pero el arte en el muro de la alquibla es mas suntuoso -y asimismo el muro que mira al patio del lado de la alquibla- y también el del lado norte.
Los del oeste y los del este que miran al [195] patio están desnudos, son blancos y con mocárabes. Ambos están decorados con una banda pintada de colores variados. Pero sería demasiado prolijo describir y relatar el esplendor de esta mezquita bendita que contiene la tumba pura y santa, cuyo lugar es más noble y cuyo emplazamiento es más excelso que todo lo que lo decora.
La mezquita bendita tiene diecinueve puertas de las que no permanecen abiertas mas que cuatro: dos al oeste, de las cuales una se llama Bab ar-Rahma (Puerta de la Misericordia), y la segunda [se llamal Bab al-Jasiya (Puerta del Temor); y dos al este: una se llama Bab Yibril (Puerta de Gabriel)
-sobre él sea la paz- y la segunda [se llama] Bab ar-Raja' (Puerta de la Abundancia). Frente a Bab Yibril -sobre él sea la paz- está la casa de 'Utman -Dios esté satisfecho de él-. Es en ella donde sufrió el martirio.(6)
Frente a la rawda venerada, de este lado del oriente, se halla la tumba de Yamal ad-Dim al-Mawsili -Dios tenga misericordia de él- cuyas noticias y cuyo recuerdo son celebrados. Ya se han descrito precedentemente sus títulos de gloria. Delante de la tumba venerada hay una ventana enrrejada de hierro, abierta hacia la sepultura, que exhala soplos y aromas.
Al sur [de la mezquita] hay una pequeña puerta cerrada; al norte hay cuatro cerradas; al oeste hay también cinco, y, asimismo, cinco en el este; con las cuatro abiertas se llega a un total de diecinueve puertas.
La mezquita bendita tiene tres alminares: uno de ellos en el ángulo oriental contiguo al sur. [Otros] dos, en los dos ángulos del lado septentrional, pequeños como en forma de torres. El primer alminar mencionado es el que es conforme a la hechura de los alminares.

(1) La famosa Ar-Rawda an-Nabawiyya ocupa el lugar donde estuvo emplazada la primera mezquita original fundada por el Profeta. Se puede decir que la Rawda en su conjunto seria la cámara sepulcral del Profeta además de la tumba propiamente dicha, ya que el significado del término rawda remite a esos dos referentes.
(2) Entiéndase, «el perímetro».
(3) Efectivamente. una conocidísima tradición (o hadit) dice: Ma bayna qabri wa minbari rawda min riyad al-yanna, «Entre mi tumba y mi almimbar se halla uno de los arriates de paraíso». (H. Nassar recoge en nota otra variante de esta tradición).
(4) Establecido el texto oflcial del Corán veinte años después de morir el Profeta, en tiempos de su yerno y califa 'Utman, éste enviaría copias a cuatro ciudades, donde había colecciones coránicas particulares, ordenando aceptar la versión oficial y destruir las demás colecciones. Estas ciudades fueron: Damasco, Homs, Basra y Kufa.
(5) Quizá para evitar las tentaciones en tan sagrado lugar.

La mezquita servía de santuario y de vivienda del Profeta. Las habitaciones reservadas a sus mujeres se conservaban al comienzo del reinado de El-Ouahid (705). Un grabado del s. XV representa la mezquita de Medina y la tumba del Profeta. Permite hacerse una idea muy exacta de su construcción
[49] (fig. 60). Un grabado fechado en el s. XVIII, es una buena representación de la mezquita [50] (fig. 61), inspirado en un modelo antiguo.

Ya se representa la construcción, como en una miniatura del s. XVIII
[51] (fig. 62), ya al Profeta predicando de la mezquita, la disposición de la mezquita y de la tumba en una miniatura popular de Irak [52] (fig. 63). Muhammad, después de huir de la Mecca en 622, construyó la primera mezquita del mundo musulmán en su propia casa. Una pintura del manuscrito de Siyer-Nebî, de finales del s. XVI, representa esta construcción [53] (fig. 64). En una litografía de 1790 se representó magníficamente la ciudad de Medina, amurallada, con la mezquita en el centro de la ciudad [54] (fig. 65). Se representa al profeta predicando en la mezquita de Medina [55] (fig. 66) en una miniatura otomana datada en el s. XV, o en una miniatura, igualmente otomana, del s. XIV, en la que Muhammad predica a los fieles [56] (fig. 67).

Es de gran originalidad la representación de la mezquita de Medina, con la tumba del Profeta en Medina, del Corán del sultán otomano Usmán III, hoy en el Museo de Arte Turco e islámico de Istanbul
[57] (fig. 68). En un libro de oraciones del s. XVIII, se reprodujo una excelente imagen de la mezquita de Medina, de vivos colores [58] (fig. 69).

Representaciones de la mezquita de Medina en alfombras de oración

La mezquita de Medina, ya sola, ya en compañía de la Ka’ba, adorna frecuentemente las alfombras de oración. La mezquita ocupa la cabeza de la alfombra. Varían mucho algunos detalles concretos de unas piezas a otras. En algunas están presentes los arcos del interior del recinto sagrado. El borde y el interior van acompañados d
e motivos geométricos y florales, que dan una gran elegancia al conjunto. Igualmente, hay combinaciones de colores en cada alfombra, muy vivos y muy bien logrados (figs. 70-81).

Es muy frecuente que en la misma alfombra se representen las dos mezquitas más estimadas de los musulmanes, visitadas amb
as por Muhammad (figs. 82-85).

Algunas otras varias representaciones de la Ka’ba

A las representaciones de la Ka’ba mencionadas, cabe recordar algunas otras interesantes antes de terminar el presente estudio, como la de Abraham construyendo la Ka’ba
[59] (fig. 86), la Ka’ba de Muhyi Lari, Futūh al-haramayn, fechada en torno al 1540 [60] (fig. 87), la imagen simbólica de la Ka’ba, de arte otomano [61] (fig. 88).

En el mencionado Corán del sultán otomano Usmán III, la Ka’ba está rodeada de la ciudad de la Mecca. Son dos representaciones hechas en madera, de gran exactitud y originalidad
[62] (fig. 89). En un atlas marítimo de Al Charafi al Sifaqsi, datado en 1550, una miniatura indica la dirección de la Ka’ba [63] (fig. 90). En una loseta de cerámica, la Ka’ba se encuentra rodeada de los minaretes, fechada en los siglos XVI-XVII [64] (fig. 91). En una certificación de haber realizado la peregrinación, la Ka’ba ocupa el centro. Se data en el s. XV [65] (fig. 92). El citado libro de oraciones del s. XVIII, está decorado con una magnífica figura de la Ka’ba [66] (fig. 93).

En Famagusta, Chipre, se encuentra en la mezquita un tapiz adornado con una imagen de la Ka’ba de gran originalidad, pues el recinto sagrado está visto desde el interior de los arcos. Es una obra de arte popular (fig. 94). En otro tapiz de la misma mezquita, la Ka’ba está rodeada de versos del Corán (fig. 95). En las habitaciones de los hoteles de Trípoli se indica la dirección de la Ka’ba para orar, con una postal de gran novedad: la Ka’ba sola con dos minaretes, la doble fila de arcos al fondo (fig. 96). La Ka’ba
sola decora una alfombra de oración del bazar de Trípoli, 2008 (fig. 97).

Se cierra este trabajo dedicado a las representaciones de la Ka’ba y de Medina, que tiene carácter de síntesis, con el velo que cubre la Ka’ba (fig. 98). En el Libro de la Felicidad dos pinturas de la Ka’ba y de la tumba del Profeta se hicieron bajo la dirección del célebre maestro Ustad ‘Osman que trabajó después de 1560
. Una representa la Mecca (fig. 99) y la segunda la tumba del Profeta (fig. 100).

Los dos grandes santuarios frecuentados por Muhammad se han representado continuamente a través de los siglos. Han sido lugares de oración y de culto a Alá para muchos millones de fieles, que los visitan anualmente y son dos de los más venerados del mundo entero.